Llegan las 22:00 de cualquier día y las peatonales de la ciudadela La Floresta 1, 2 y 3 comienzan a lucir desoladas. Las familias prefieren entrar a sus casas y los pocos negocios que aún permanecen abiertos cierran sus puertas. Solo en las calles principales se ve algo de movimiento. Se percibe miedo.