Treinta y dos años después de que su trabajo de investigación sobre la Fertilización in vitro (FIV) permitiera el nacimiento de Louise Brown, primera bebé de probeta, el médico británico Robert Edwards ganó el premio Nobel de Medicina 2010.
Edwards recibió el premio de 10 millones de coronas suecas ($ 1,5 millones de dólares) por lo que el instituto sueco Karolinska, que otorga el galardón, llamó un “hito en el desarrollo de la medicina moderna”.
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El premio se da “por llevar felicidad a las personas al haber hecho posible tratar la infertilidad, una condición médica que aflige a un gran porcentaje de la humanidad incluidas más del 10% de parejas en todo el mundo”, dijo el instituto.
En 1968, Edwards y Patrick Steptoe, un ginecólogo ya fallecido, desarrollaron en la Universidad de Cambridge métodos para fecundar óvulos humanos fuera del cuerpo.
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Ambos implantaron embriones en madres infértiles desde 1972. Tras años de intentos fallidos, el 25 de julio de 1978 nació Louise Brown, primer bebé de probeta, que además de ser sensación mediática, planteó interrogantes sobre ética médica, inquietudes religiosas y despertó la curiosidad humana.
Hasta ahora, unos cuatro millones de bebés han nacido desde 1978 gracias a estas técnicas. La pareja trabajó pese a la oposición de iglesias, gobiernos, y medios de comunicación, así como a un intenso escepticismo de sus colegas científicos. También tuvieron problemas para financiar su trabajo y tuvieron que depender de fondos donados de forma privada.
“Es una noticia fantástica, mi mamá y yo estamos muy felices de que uno de los pioneros de la FIV haya recibido el reconocimiento que merece. Le tenemos gran afecto a Bob y estamos encantados de enviarle nuestras felicitaciones”, dijo Brown, ahora de 32 años.
Por el contrario, el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Ignacio Carrasco de Paula, tildó ayer de “fuera de lugar” la premiación, señalando que “sin Edwards no existirían congeladores en todo el mundo llenos de embriones que en el mejor de los casos van a ser trasladados a úteros pero lo más probable es que sean abandonados o mueran. De ese problema es responsable el recién premiado con el Nobel”.