Visiblemente cansado y vestido con un traje negro impecable, una chompa gris y un crucifijo de madera en su pecho, monseñor Luis Alberto Luna Tobar llegó al parque de El Paraíso, en Cuenca, donde decenas de personas lo esperaban para brindarle un homenaje por su trayectoria religiosa y social.

Durante el programa, denominado Fiesta de Gratitud, hubo danzas, juegos pirotécnicos y palabras de reconocimiento de las autoridades de la provincia.

Luna Tobar, nacido en Quito en diciembre de 1923, llegó a Cuenca en 1981 para hacerse cargo de su iglesia como Arzobispo. Desde ahí comenzó a trabajar en diferentes campos, especialmente el social, y se ganó el afecto de los azuayos.

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Esas muestras de amor fueron recíprocas la mañana de ayer, durante su homenaje en el parque El Paraíso. “Usted es ejemplo para todos nosotros y Dios estará siempre con usted”, gritó desde un costado María Natividad Vega, mientras monseñor Luna abandonaba el parque tras presenciar por una hora el programa.

La avanzada edad y su delicado estado de salud hizo que Luna tenga que retirarse temprano, pero agradeció a todos por el homenaje. “Gracias a todos por haberme dado el privilegio y la gratitud de poderles hablar de Dios... esto significa bastante para mí, estar en compañía de toda mi gente”, expresó.