“El cangrejo se está terminando y si las autoridades no ponen cartas en el asunto corre el riesgo de extinguirse porque hay una sobrepoblación del crustáceo, sumado a los químicos de las camaroneras que los están debilitando y exterminando”, lamenta Fausto Andrade, presidente de la Asociación 25 de Julio, de Santa Rosa de Flandes, cantón Naranjal.

Él recuerda que hace 10 años los cangrejeros cogían entre seis y siete planchas diarias (72 unidades), pero actualmente trabajan más tiempo y solo logran completar unas dos (24).

Comenta que por varias ocasiones ha denunciado los problemas de contaminación ante el Ministerio de Ambiente, pero no se les hace un seguimiento a estos reclamos. Pese a estar prohibido el uso del barbasco, se lo vende libremente a los camaroneros, que lo utilizan para desinfectar sus piscinas. Asimismo, prosigue, los envase de plástico forman una capa en los manglares.

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Andrade manifiesta que durante uno de los recorridos realizados por los manglares encontraron a pocos metros del manglar, hábitat del cangrejo rojo, un extenso espacio donde aparentemente una camaronera de la zona lo utiliza como botadero y para quemar basura y desechos.

Un empleado de esa empresa adujo que desconocía lo relacionado con el basurero y que informaría a los dueños para que tomaran correctivos.