Soy una madre de familia que está indignada por el maltrato que sufrió mi hija de parte de una vigilante que le tomó un examen en el Parque Vial.

Desde que ingresó al parque sintió despotismo de un guardia, luego maltrato de una recepcionista, hasta llegar a la vigilante, la cual no respondió al saludo y por la primera contravención reprobó a mi hija; tachándole la hoja de la prueba.

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Según tengo entendido, a la tercera contravención debe ser reprobada la persona que aprende a conducir; pero mi hija solo se sentó en el coche, revisó los espejos (no se puso el cinturón de seguridad) y se la hizo bajar del carro sin darle las dos oportunidades a las que tenía derecho.

No solo hablo por mi hija. Estuve cuatro horas viendo esto hacia los estudiantes, a uno de ellos lo dejaron botado en el Parque Vial. Hay jóvenes que salen llorando, por lo que les pido a los uniformados que tengan mucho cuidado con el trato que dan, y que apliquen la psicología.

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Ahora mi hija está deshecha porque estaba tan segura de que aprobaría el examen de conducción y con eso podría sacar la licencia de manejo de vehículos motorizados.

Le hice a ella unas prácticas, pero al momento de la prueba con la vigilante le atacaron los nervios, pues ya le habían hablado de que con unas uniformadas nadie pasaba las pruebas.

Por favor, pido a las autoridades de tránsito que pongan a vigilantes que den confianza y respeto a los usuarios que van a rendir las pruebas de manejo al Parque Vial.

Como madre hice un sacrificio económico, pues tengo un carrito y esperaba que mi hija aprendiera a manejar para que llevara a su hermano a clases, y de ese modo yo me ahorraría dinero porque ya no tendría que pagarle a mi hijo el servicio de transporte escolar.

Gina Villegas,
psicóloga, Guayaquil