Son siete las organizaciones que controlan en México el narcotráfico hacia EE.UU. y la violencia en México se debe en gran parte a los enfrentamientos que libran entre ellos por ampliar los territorios que están bajo su control.

Los enfrentamientos más violentos se concentran en alrededor de 3.200 km de frontera con EE.UU., entre los carteles de los Arellano Félix (o de Tijuana), los Beltrán Leyva, el Golfo, Sinaloa, los Zetas, Juárez y La Familia.

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La violencia en Tamaulipas es resultado de las pugnas internas en el cartel del Golfo, que en la década de los 90 reclutó a los Zetas, ex soldados de élite del ejército, que cobraron fuerza hasta formar un grupo independiente, que ahora se enfrenta a su antiguo aliado. Además, ambos rivalizan con el poderoso cartel de Sinaloa, que dirige el capo más buscado, Joaquín El Chapo Guzmán.

En Chihuahua (norte), el cartel de Juárez lucha por las rutas a través de la convulsa Ciudad Juárez y sus alrededores, donde intenta penetrar el cartel de Sinaloa, el cual también disputa con el cartel de los hermanos Beltrán Leyva, la Baja California, al noroeste del país.

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El cartel de Tijuana, liderado por los hermanos Arellano Félix, mantiene un relativo control en esa ciudad y la zona del Pacífico mientras que “La Familia” actúa en Michoacán (oeste) y mantiene alianzas con el cartel de Sinaloa.

Los Zetas están en al menos seis estados mexicanos, pero se ha detectado su presencia incluso en países de Centroamérica como Guatemala y Honduras. En marzo pasado el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, reconoció haber sido amenazado por este grupo.

Además, la Interpol descubrió vínculos de los Zetas con la Ndrangheta, uno de las mafias más peligrosas de Italia.