Ana Villa lloraba desconsolada afuera de la morgue de la Policía. Sentada en el área de espera del lugar aguardaba ayer el cadáver del último de sus cuatro hijos, Rafael Jordy Morocho Villa, de 17 años.

El menor, según Villa, fue asesinado de un disparo en el ojo derecho, mientras vendía agua en los exteriores de la feria del colegio Guayaquil, en Calicuchima y avenida Quito, en el centro de la ciudad.

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El hecho se produjo a las 17:00 del pasado domingo. Según la progenitora, Rafael había salido desde la mañana a vender agua “aprovechando que estaba de vacaciones y eran las fiestas de Guayaquil”.

 Villa dijo desconocer en qué circunstancia fue baleado su hijo, pero según la denuncia que puso en la Fiscalía el asesino sería un individuo que conducía un auto Chevrolet Aveo negro, de placa GBL-563.

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El menor fue trasladado hasta el hospital de niños Francisco de Icaza Bustamante, a pocas cuadras del sitio, pero por la gravedad de la herida fue llevado hasta el hospital Guayaquil, donde falleció a las 20:20.

Ana Villa presume que su hijo fue asesinado por evitar el robo de sus zapatos, “porque cuando fui a verlo al hospital, no tenía los zapatos y él era una persona que no se dejaba de nadie; para mí que no quiso dejarse robar y por eso lo mataron”.

La víctima estudiaba en el colegio Ati II Pillahuaso y según su prima, María Morocho, nunca le comentó si tenía problemas con alguien.