Quiero elevar mi más enérgica protesta por los comentarios emitidos (por el Presidente de la República) el sábado 10 de julio, en los que hizo alusión a los empleados y funcionarios del grupo Isaías.

¡Jamás fuimos explotados! ¡Jamás fuimos maltratados! Muy por el contrario, fuimos muy bien remunerados y recibimos un excelente trato.

Quisiera preguntarle, ¿dónde están los perjudicados por los hermanos Isaías? ¿Con el dinero de quién y en qué momento se quedaron? Quienes trabajamos en este prestigioso grupo jamás olvidaremos cómo el odio de funcionarios del Gobierno de turno nos fusionó con otro banco y logró lo que habían jurado tiempo atrás, destruir Filanbanco.

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Sara Lecaro Vélez,
Guayaquil