Hasta ahora, la oposición le ha impedido a Alianza PAIS que reúna los votos necesarios para aprobar la nueva Ley de Régimen Monetario y la Ley de Educación Superior, infligiéndole así una derrota política importante al Gobierno, que debería reflexionar sobre las causas.
Al parecer, algunos asambleístas que habían comprometido su voto con Alianza PAIS a cambio de algunos ofrecimientos (como el de crear una nueva universidad) alcanzaron a comprender que el Primer Mandatario podría desconocer luego esas promesas mediante un veto parcial. Como se recordará, cuando se aprobó la Ley de Participación Ciudadana, el Ejecutivo tergiversó la facultad de veto para convertirla en un arma superpoderosa que le permite ahora modificar a su antojo los proyectos que aprueba la Asamblea Nacional, incluyendo cualquier promesa a circunstanciales aliados. Así, la Revolución Ciudadana terminó cayendo en su propia trampa.
No debería sorprendernos, la crisis y el estancamiento políticos son inevitables cuando se destruyen las instituciones y no se resuelven los grandes problemas sociales (en nuestro caso, sobre todo, la inseguridad, el desempleo y la corrupción).