Revestido con sombrero de paño blanco, poncho azul tejido en telar, sobre el pantalón negro un forro de lana de borrego ajustado a la pierna con cuero sin curtir, Benedicto Guamán, de 78 años, espera la llegada de sus compañeros a las faldas del cerro Narrío para celebrar el segundo día del Inti Raymi.