¿Cómo evitar enfrentamientos entre la Policía Metropolitana y la Policía Nacional?

Cómo es posible que un Gobierno dizque restaurador, imponga el desorden en Guayaquil, que es destino turístico del país. Manda expresamente a policías a pelear con sus pares metropolitanos que, sea como se los llame a estos policías, guardias, uniformados, etcétera, están para resguardar el orden en la ciudad porque cierta gente –empujada por contrarios al Alcalde– se ubica en las calles para vender de todo, donde es prohibido, según la ordenanza municipal; aduciendo que no hay trabajo formal, deteniendo el progreso y transformando la ciudad en zona roja, atrasada, y por tanto, insegura. Con estos ingredientes es imposible avanzar en lo planificado. Se impone en este tiempo conformar un frente en contra de la inseguridad, y dejar la tirria hacia los que están haciendo bien las cosas y no son del grupo de gobierno, endilgándoles la culpa de esta postración social.

Ya son más de tres años de esos criterios pueblerinos en contra de Guayaquil, y no se sienta a dialogar continuando el “tirijala”. Los contrarios al progreso –ciertas autoridades, y la delincuencia– se unen para destruir todo avance en este tema que es urgente resolver, pues cada día se incrementan los asesinatos, secuestros, robos..., cuyos protagonistas se aprovechan de esas peleas y del desorden. Por favor, señores, dejen a un lado la ciega oposición al orden planificado en esta ciudad. En lugar de anteponer mezquinos intereses politiqueros, a trabajar por un solo objetivo, cual es doblegar el desorden, la inseguridad, y que la ciudad continúe su senda de progreso trazada hace una década, cuando fue salvada de la barbarie.
Rodolfo López Osorio,
arquitecto, Guayaquil

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El actual Alcalde de la capital declaró: “respeto como el que más el derecho al trabajo, pero no permitiré que las calles y veredas de Quito se conviertan como ayer, en tendales de baratillos, que además de alterar el ornato impidan el camino libre de los peatones”. Asimismo, nuestra ciudad, Guayaquil, está con un administrador político de estirpe guayaquileña que siente amor y respeto por su ciudad, ampara su pujanza y desarrollo. Por esto, el tergiversar la posición cívica de nuestro Alcalde, en querer (tanto como el de Quito) vías libres de amontonamientos y obstáculos, sin el pretexto de “pobrecitas esas personas a las que les incautan sus medios de vida”, es una soberana majadería política. Ciertos, adredemente caotizantes trabajadores, no son más que escudos humanos de proyecciones votantes, que felizmente son una minoría.
Carlos Raúl Saavedra Idrovo,
ingeniero, Guayaquil

Es sumamente molestoso y doloroso ver cómo la policía para “proteger” a los comerciantes informales recurre a un exagerado despliegue de sus uniformados y deja desprotegidas zonas de la ciudad, lo que conlleva el aprovechamiento de los delincuentes para hacer de las suyas; como en efecto sucedió al ocurrir el asesinato de una persona, justamente en los sectores desatendidos por la policía. Los ciudadanos quisiéramos observar esa acuciosidad cuando se los llama para que auxilien durante casos de asaltos o crímenes; o que actúen de esa forma en los sectores que ellos tienen identificados que son guaridas de delincuentes, y a los cuales no ingresan con ese despliegue, por lo que nos preguntamos: ¿es que acaso les temen? ¡Basta ya! ¡Hasta cuándo la policía va a apoyar a quienes ocasionan el caos en la ciudad, y dejan que los delincuentes se aprovechen del desorden para robar!
Luis Vizuete Santos,
ingeniero comercial, Guayaquil

Preguntas abiertas
¿Cómo evalúa las acciones que se están tomando en el país para contrarrestar el sicariato y demás tipos de delitos?

¿Cree que debería normarse –y cómo– la justicia indígena?