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LONDRES.- La transformación de la selección de fútbol de Inglaterra en sólo dos años desde un equipo sin rumbo claro a uno de los favoritos para ganar la Copa del Mundo es en gran parte gracias a la tarea del entrenador Fabio Capello.

El italiano de 63 años, amante del arte y fanático de la opera, ha sido artífice de un renacimiento en el equipo, restaurando un sentido de orgullo, disciplina y confianza que hace tiempo se extrañaba.

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Capello fue designado tras el fracaso de Inglaterra en la clasificación para la Eurocopa 2008, el punto más bajo del seleccionado inglés desde su ausencia en la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos.

Desde el primer día que conoció a los jugadores, estos supieron que los días de amabilidad de la era Steve McClaren habían terminado.

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Capello no se refiere a sus jugadores como "JT" (John Terry) o "Becks" (David Beckham) en conferencias de prensa y su mensaje fue totalmente claro: "Tenemos que mejorar, los jugadores lo saben, yo lo se (...) y lo haremos".

Capello es uno de los entrenadores más exitosos de Europa, tras ganar cuatro ligas italianas con el AC Milan, una con la Roma y dos con la Juventus, además de dos títulos de España con el Real Madrid. También obtuvo la Liga de Campeones con el Milan en 1994.

También tuvo éxito como jugador, ganando cuatro títulos con el Milan y la Juventus y jugando en 32 ocasiones por Italia. Esa mentalidad ganadora es la que ha llevado a Inglaterra, prestando tanta atención a detalles fuera del campo como a lo que sucede sobre el césped.

"El respeto es todo", dijo Capello a reporteros. "Y la atención a los detalles también es todo. No podemos dejar nada al azar", agregó.

Mientras ha estado a cargo de Inglaterra, los jugadores comen juntos y llegan y salen al mismo tiempo. Los teléfonos móviles están prohibidos y la ropa casual ha sido reemplazada por vestimenta deportiva.

Aunque el núcleo de la escuadra es mayormente el mismo que cuando asumió, ha llevado a Inglaterra a jugar como una unidad más aceitada mientras no tiene el balón, cerrando rápidamente los espacios al rival y defendiendo de gran manera.

Como consecuencia los resultados han mejorado. Nueve victorias de 10 partidos clasificatorios lo comprueban. Esta marcha incluye un 4-1 y un 5-1 sobre Croacia, que puso fin a la era McClaren cuando derrotó 3-2 al equipo inglés en Wembley.

En retrospectiva, aquella derrota podría ser considerada una bendición ya que, de no haber ocurrido, McClaren posiblemente se habría quedado. Sin Capello, las posibilidades de éxito de Inglaterra en Sudáfrica serían mucho menores de lo que son.