En la Cima de la Libertad, hace 30 años se inauguró el  Templo de la Patria, un museo que desde su exterior rememora la Batalla del Pichincha. Aquí se recibe a los visitantes con las mismas bayonetas y cañones que el 24 de Mayo de 1822 se utilizaron para poner fin a la dominación colonial en el territorio del Cabildo de Quito.

El Templo de la Patria se divide principalmente en cinco. La sala central, donde resaltan dos murales que narran la historia del pueblo indígena,  la resistencia a la conquista española, el desarrollo colonial, entre otros momentos destacados.

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A continuación está la Sala de la Llama Eterna o del Soldado Desconocido, nombrada así porque ahí reposa su  urna funeraria, está  sobre  un pedestal de piedra donde se esculpió el coro  del Himno Nacional del Ecuador y permanece rodeada por las banderas de las 24 provincias del Ecuador y por  los estandartes de las Fuerzas Armadas, Navales, Terrestres y Aéreas. 
 En la Sala de Armas se exhiben sables, dagas, fusiles, entre otras piezas de batalla; y desde mañana también estará el recién elaborado busto de Manuela Sáenz, además de los restos simbólicos de la heroína libertaria que se recibirán mañana   dentro del acto cívico en celebración de la Batalla del Pichincha, que se inicia a las  08:30. 

Los uniformes de los soldados que participaron en la gesta y la maqueta de la estrategia de batalla que ideó el mariscal Antonio José de Sucre están en la Sala Batalla del Pichincha.

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Al final está la Sala de los Próceres, donde resaltan  las figuras en bronce y a tamaño real  del libertador Simón Bolívar y el mariscal Antonio José de Sucre. Ahí, en la Cima de la Libertad, un recorrido por la historia del final e inicio de otra época.