El Vicepresidente de la República se esforzaba el otro día por demostrar que si todos los ministros presentan su renuncia eso no constituye forzosamente una crisis. Entendemos los motivos del Segundo Mandatario, muy preocupado por mostrarnos una imagen de estabilidad política que buena falta le hace al Ecuador. Pero no hay tampoco por qué dramatizar el término “crisis de gabinete”. Dicen algunos que “crisis” es sinónimo de “oportunidad”.

Así debería considerarlo el Presidente de la República, que de cara a los votantes todavía es capaz de mostrar éxitos, pero que sabe que en el trasfondo se acumulan peligrosísimas tensiones económicas, políticas y financieras.

Publicidad

Despejar preocupaciones, prestar oído, amenazar menos, concentrarse en lo más importante, solo con eso se avanzaría muchísimo. ¿Esperamos demasiado o exageramos nuestro optimismo?

Si la crisis de gabinete sirviese para eso, bienvenida sea.