En Cuba, el que piensa diferente a la línea del gobierno tiene un mal final. Sí, lamentablemente, como Orlando Zapata Tamayo, un ciudadano común, un pobre obrero que no estaba de acuerdo con las faltas de libertades y de respeto a los derechos humanos, y fue encarcelado por el régimen de los Castro hasta dejarlo morir.
Todo esto me hace pensar en la “valentía” de nosotros, que hasta el 27 de enero eran 42 personas que públicamente las han apresado, insultado, despedido, por decirle abiertamente con palabras o señas su disconformidad con su gestión. Tengo entendido por anuncios en la prensa libre que la lista ha aumentado. Todos los ciudadanos democráticos del Ecuador de cualquier tendencia política o religiosa deberían tomar acciones definitivas para acabar de una vez por todas con esta mala forma totalitaria de gobernar “valiente”, porque utilizando las fuerzas del orden, ahí sí rodeado de hombres armados, enfrenta a ciudadanos comunes. La Policía debería tener claro que está para resguardar el orden y la seguridad de los ciudadanos, no para maltratar al ciudadano sin ningún derecho a la defensa, y que tiene democrático derecho a protestar. “Valiente” porque habla solo todo lo que quiere, el tiempo que quiere, insulta lo que quiere, y todos a los que ha invitado le sonríen y aplauden; y lo peor, todo pagado por los ecuatorianos.
Pero valientes son todos los que son insultados los sábados sin derecho a la defensa. En Twitter, la cubana Yoani Sánchez dice: “Mis padres pertenecen a la generación del desencanto, yo a la del cinismo y mi hijo a la de la indiferencia”. Que esto no nos llegue a pasar a nosotros, los ecuatorianos, ahora más que nunca no debemos quedarnos solo con desencantos, cinismo, ni tampoco indiferencia; es ahora cuando debemos unirnos en la diversidad en todo sentido, para dejarles a nuestros hijos un país de paz, de trabajo y sobre todo de mucho respeto.
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Martha de Paz,
Guayaquil