A propósito de reuniones que hay cada vez y cuando en el mundo para analizar las causas y los efectos, como también las soluciones al calentamiento global, manifiesto como un hombre con sentido común y con respeto a la naturaleza que hace 30 años, aproximadamente, mis padres, mi abuelo y yo, por supuesto los tres montubios, hacíamos producir a la madre tierra de manera rústica (cero labranza, cero químico, etcétera), ahora llamada agroecología.
Así como sembramos arroz (oriza sativa) hacíamos producir una pequeña finca (despensa agrícola): cacao, café, mango, guineo, yuca, tamarindo, choclo, verde, guayaba, guanábana, entre otros ricos productos comestibles.
En la parte pecuaria criábamos gallinas, patos, chanchos, perro (cazador), gallaretas y por supuesto con esto nos alimentábamos.
Publicidad
Éramos, como se nota, autosuficientes, es decir, practicábamos lo que ahora los modernistas llaman “seguridad alimentaria”. Cabe recalcar que recibí una disciplina con amor en un ambiente de familia con este criterio de respeto a la naturaleza. Por eso solicito a las autoridades del país y a nivel mundial que a través de los diferentes estamentos del Estado en cada república se empiece, pero ya, con ordenanzas municipales, leyes o como se llamen para que cada estudiante de escuela, colegio, universidad, al finalizar cada año lectivo, siembre un número determinado de árboles en vez de realizar copias de libros, prender un computador, escribir un número indeterminado de hojas que luego se convierten en monografías (plagio), y por supuesto, esto hablado en auténtico lenguaje criollo se llama contaminación ambiental.
De igual manera, que cada dueño de una Unidad de Producción Agropecuaria (UPA) por cada número determinado de árboles frutales, maderables, que las autoridades de vías públicas les permitan en los parterres y en los filos de las carreteras, para que ya no se contamine solo con cemento, sembrar árboles (hago hincapié) frutales y maderables.
Con respecto al agua, quisiera que así como estamos pasando racionamiento eléctricos, se controle el buen uso del líquido vital, que exista un control a rajatabla de este elemento (H2O), recordando la frase célebre “el agua es vida”.
Publicidad
Apreciados hermanos lectores, pensemos mucho en el calentamiento global que se está dando en todo el planeta y tratemos en la medida posible de no dañar más nuestro país y nuestra naturaleza.
Ángel Fienco Yépez,
ingeniero agrónomo, Tres Postes, Guayas