Quiero dar a conocer el pésimo servicio al cliente de una empresa aérea ecuatoriana, pero primero quiero agregar algo: la semana pasada, conversando con un amigo piloto, me comentaba que el régimen estaba restringiendo algunas rutas como Guayaquil-Galápagos, Quito-Galápagos, a aerolíneas extranjeras, y que se las estaba dando solo a empresas ecuatorianas. En cierta parte, tiene sentido fomentar la empresa nacional, pero después de lo que pasé ojalá le den las rutas a otras compañías aéreas.
Me fui de viaje a Galápagos con mi hermana y mi novia. El vuelo decía para “abordar a las 08:40”. Estuvimos con una hora de anticipación en el aeropuerto. Eran las 09:00 y todavía no habíamos abordado la aeronave. El vuelo supuestamente debía partir a las 09:10.
Empezamos a ingresar al avión recién a la hora que debíamos haber despegado; ¡pasaron 40 minutos! Esa impuntualidad me molestó porque en otras aerolíneas no es así. Le pregunté a una azafata el porqué de la demora y me respondió simplemente que no les daban permiso para aterrizar, cuando todo esto ya lo debieron haber tenido previsto. También le pregunté con qué frecuencia sucedía eso y me contestó que con un 30%. Ese es un porcentaje muy alto.
Pero lo peor fue cuando regresábamos del viaje. El vuelo salía a las 10:40. Estuvimos en la terminal una hora antes, como es normal, para que luego al retirar el pasaje, nos digan que el vuelo se había retrasado y que saldría a las 12:00. La única explicación que recibimos fue que habían tenido “problemas operacionales”.
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A las 12:00, cuando debíamos salir, nos dijeron que esa no era la hora, sino a las 13:00. Algunos pasajeros que estábamos en ese momento reclamamos por qué nos trataban así, ya que a los pasajeros extranjeros sí los embarcaron en el vuelo de las 10:40; les dijimos que íbamos a reclamar, mas un empleado nos dijo en forma despectiva y sin darnos ninguna importancia que hiciéramos lo que nos diera la gana y ni siquiera trató de comprender nuestro coraje de estar ahí en el aeropuerto de Galápagos tantas horas.
A las 13:15 nos embarcaron y el avión partió a las 13:30. Dentro de la nave hacía frío; por más que cerraban los ventiladores, seguía el ambiente helado; se les pedían mantas, y no tenían. Espero que sea mi última vez en viajar en tan pésimo servicio al cliente y que les hagan mejorar.
Xavier Alfonso Rodríguez Torres,
economista, Guayaquil