El 2010 empezó con la definición de un salario básico unificado de $ 240, que ha generado incertidumbre. Para varios empleadores y trabajadores la medida pone en riesgo el empleo y varios productos podrían encarecerse.

En Pichincha, por ejemplo, el presidente de la Cámara Artesanal Provincial, Luis Nieto, señaló que, en su sector, se ha tomado la decisión de prescindir de los servicios de los operarios y aprendices.

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Explicó que el Gobierno, antes de tomar esta decisión, debía considerar que los maestros de taller están capacitando de forma gratuita al personal, para que luego ellos puedan ejercer el oficio. Según Nieto, si tienen que aumentar $ 55, a los $185 del salario básico que regía el año anterior, prefieren contratar mano de obra calificada y dejar de lado la responsabilidad de instruir que le compete al Estado.

Indicó que en Pichincha hay unos 12.500 talleres, en los que laboran un promedio de tres operarios que podrían quedar sin empleo.

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Alicia Fiscal tiene un taller de confección. Cuenta que dejó de trabajar con ayudantes y optó por la colaboración de su familia, ya que el negocio no genera ganancias como para contratar personal de planta.

La presidenta de la Junta Nacional de Defensa del Artesano, Esperanza Vera, manifestó que los $ 55 adicionales en el salario de los artesanos podría provocar también el cierre de talleres, pues gran parte de los maestros no están en capacidad de asumir estos costos. Dijo que si el Gobierno asume al menos las aportaciones al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), tal como señala la Ley de Defensa del Artesano, la situación sería manejable.

El sector agrícola también presenta problemas. Eduardo Dávalos, vicepresidente de la Cámara de Agricultura de la I Zona, manifestó que a pesar de que el sector ya venía pagando el salario básico unificado ($ 218) durante el año pasado, los $ 22 de incremento sí tendrán un impacto que se vería reflejado en una elevación del precio de los productos.

Aseguró que esto beneficiaría únicamente a los intermediarios y comercializadores, pues los agricultores dependen de la cantidad de la producción para fijar los costos.

Para el analista económico Hugo Villacrés es un mito que todos los empleadores pagan el salario mínimo. Ese es el caso, dijo, de los artesanos y los pequeños comerciantes.

Por eso, considera que en esos sectores lo más importante es conseguir acuerdos como aumentar la productividad o reducir las horas de trabajo, con el fin de evitar los despidos.

Villacrés coincidió con la posibilidad de un proceso inflacionario, pero aclaró que este no será proporcional al alza salarial (que fue del 10%) y que se explicaría solo en ciertos sectores y no de una manera generalizada.

El sector agrícola, indicó Dávalos, está pensando en buscar alternativas como comprar la maquinaria para reducir la mano de obra o reducir la jornada de trabajo, una medida que se está analizando en la Costa.

El presidente de la Cámara de Pichincha, Carlos Rivadeneira, señaló, en cambio, que es difícil establecer el impacto que tendrá el alza, ya que cada sector tiene un comportamiento diferente.

Por ejemplo, dijo, una panificadora sin duda trasladará el aumento, porque uno de los rubros más fuertes es la mano de obra; sin embargo, en el campo textil la situación es distinta, ya que los productores nacionales no podrían competir con productos importados que son más baratos.

Advierte que los $ 240 de salario básico podrían inyectar mayor dinamismo al consumo, lo que, en la dinámica económica, impulsa la producción.

Detalles: Medidas laborales
La decisión
El 31 de diciembre del 2009, el Ministerio de Relaciones Laborales fijó un salario básico unificado de $ 240 para el 2010, luego de que los sindicatos y empresarios no lograron un  acuerdo. La decisión rige para el sector privado e incluye a los sectores doméstico, agrícola, de la pequeña industria, maquila y artesanos.

Reformas
El Ministerio enviará a la Asamblea reformas al Código del Trabajo para que las empresas rentables paguen el llamado ‘salario digno’ atado a las utilidades.