En la agencia La Selecta, que ofrece trabajadoras domésticas en Guayaquil, la demanda de empleadas del hogar no ha disminuido en estos primeros días el año; sin embargo, más de un cliente se ha quejado del nuevo sueldo bajo el cual las deben contratar, cuenta su propietaria, Pamela Parra.
Es que el alza salarial que rige desde inicios de este año, no solo equiparó la remuneración percibida por las trabajadoras domésticas con el sueldo básico unificado ($ 240), sino que se duplicó, en relación al que estaba vigente hace tres años.
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En el 2007, cuando inició su gobierno Rafael Correa, el salario para este sector era de $ 120, pero en el 2008 se elevó a $ 170, en el 2009, a $ 200, y ahora son 40 dólares más, según lo dispuesto por el Ministerio de Relaciones Laborales.
Parra, cuya agencia funciona en el norte de la ciudad, cuenta que a las empleadas domésticas el incremento, en efecto, les beneficia, pero como esto altera el presupuesto de los hogares que las contratan, en la mayoría de casos se exige a este personal realizar más tareas. “Piden, por ejemplo, que cocinen en la mañana y por las tardes cuiden a los niños, limpien y demás”, dice, y hay inconformidad, porque las domésticas suelen ofrecerse para limitados servicios.
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Y las cosas, añade, se complican más para las que trabajan puertas afuera, pues si antes se les pagaba el sueldo de $ 200 más transporte, ahora se quiere incluir el último rubro en los 40 dólares de incremento salarial.
Amparo Flores, quien trabaja de asesora comercial en Quito, asegura que esta resolución no es justa, pues el aumento no favorece a quienes ganan algo más que el salario mínimo, pero que requieren de este tipo de servicio en sus hogares.
“Ahora tendremos que salir del trabajo para atender nuestras casas o deberemos prescindir de los servicios de las empleadas domésticas, pues no tiene sentido trabajar para pagar un sueldo”, dijo Flores.
Agregó que no desmerece la actividad que realizan, pero que “se debería tener en cuenta que, a diferencia de un profesional, no necesitan de algún tipo de preparación”.
Gloria Gómez, vocera de la Asociación de Trabajadoras Remuneradas del Hogar de Guayaquil, ve con escepticismo la nueva remuneración. Señala que desde el año pasado, en que se dispuso la obligación de afiliar al seguro social a las domésticas, hubo despidos y casos en que la medida no se cumplió.
Ella, por ejemplo, está desempleada hace varios meses, pues ganaba $ 190, y en el lugar que trabajaba se le dijo que no podían pagarle más.
Textuales: Ejemplos
Pamela Parra
DUEÑA DE AGENCIA DE DOMÉSTICAS
“Una clienta mía trabaja en un banco: gana $ 250, y su esposo, $ 300. Con $ 500 de ingreso, dice que para pagar $ 240 a la empleada, mejor se queda ella en la casa”.
Gloria Gómez
ASOC. TRABAJADORAS DEL HOGAR
“Ni $ 200 le quieren reconocer a uno, ni las horas extras”.