La  zozobra, el desempleo, los racionamientos no solo de energía, sino de la libertad de expresión que se pretende coartar, las evaluaciones confusas de los centros de educación superior que han caotizado a la juventud estudiantil, el impacto negativo de los cortes en el comercio, la ceguera para no mirar el tronco que está en sus ojos, pero sí la paja que está en el ojo del hermano que piensa diferente; el  temor por la inseguridad; estar en nuestros negocios lícitos produciendo y ofreciendo soluciones, generando plazas de trabajo y cumpliendo con nuestras obligaciones como buenos ciudadanos y allí lleguen unos cuantos vándalos a amedrentar y robar nuestras pertenencias...

Todo esto no es una falsa percepción, sino el resultado de la influencia de un liderazgo vigente que tiene autoridad y responsabilidad, y como tal no puede continuar echando la culpa a otros de sus desatinos.

Publicidad

Oro a Dios para que los vacíos descritos sean solo fallas de la humanidad imperfecta del liderazgo vigente, y quienes defienden  este proyecto a capa y espada desaceleren, depongan sus posturas, dispongan de tiempo para leer, escuchar y sobre todo para rectificar lo torcido en respuesta al clamor de un respetable sector de la sociedad que espera soluciones concretas y justas a necesidades urgentes.

Poco a poco la curva de aceptación de su gestión parece estar de picada, mientras se van consumiendo los quince minutos de fama del proyecto de la Revolución Ciudadana que se está convirtiendo en la desilusión ciudadana.

Publicidad

Víctor Villegas Urrutia
Guayaquil