El Gobierno de facto, presidido por Roberto Micheletti, redobló las medidas de seguridad en el país, principalmente en torno a los candidatos presidenciales, por el aumento de episodios de violencia mientras la crisis política derivada del golpe de Estado no se resuelve.

En los últimos días se sucedieron asesinatos, ataques con granadas y bombas caseras, algo que no había sucedido ni siquiera en las primeras tensas semanas que siguieron al derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, el 28 de junio.

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Han sido asesinados a tiros el hermano del ex presidente Rafael Callejas, un alcalde, un coronel del Ejército, un sobrino del presidente de facto, y se atentó con armas de fuego contra el fiscal general.

En Washington, el demócrata John Kerry, jefe de la comisión de RR.EE. del Senado, aseguró que el acuerdo en Honduras fracasó por el cambio de postura del gobierno de EE.UU., que anunció que reconocería las elecciones del 29 de noviembre aún sin cumplirse el acuerdo Tegucigalpa-San José que obligaba a la restitución de Zelaya en la presidencia.