Falleció (en la madrugada del jueves 22 de octubre) el padre jesuita Ignacio Moreta, quien   además de sacerdote fue un gran hombre.

Un ser humano no se puede acercar a ser hombre si no se apiada de los seres humanos, si no ofrece su corazón y su vida a los demás. En su andar por la vida se hizo merecedor de la Divina Misericordia  y merecer un puesto con el Padre. Hay que rogar insistentemente a Dios que nos envíe muchos más hombres como él. ¿Quién tomará la posta en las obras que dirigía sin más recursos que su inmensa fe en la Divina Providencia?

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En su visión de la vida se plasmó una frase famosa: “Si lo puedes soñar, lo puedes hacer”. Soñó en dar sin tener; ¡y cuánto dio! No solamente en cosas materiales, que fueron muchas; sino en ilusiones y en sueños. Sembró en muchos corazones el verdadero amor por los demás. Hizo camino andando. Nunca dijo nada, solo lo hizo. Acompañé a miembros de una de sus fundaciones  y palpé que se puede dar sin tener; entonces entendí que solamente es cuestión de querer dar; nada más. Ojalá nuestros ruegos sean escuchados y tengamos en el mundo millones de Ignacios. Que nos transformemos en hombres como él, y que nuestros corazones se embriaguen de amor hacia los demás; realmente viviríamos mejor.

Antonio Feraud Morán,
Guayaquil