Dirigentes de la región insisten en que la explotación de recursos debe dejar más beneficios.

“Si las empresas mineras y petroleras vienen  habrá pelea, correrá más sangre de la que hubo en el último levantamiento y no podrán entrar a nuestras tierras”. Con la mirada profunda que da la sabiduría ancestral, el shuar Samuel Yakun vaticina así el futuro.

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Es vicepresidente de la Federación Interprovincial de Centros Shuar (Ficsh). Este organismo –que agrupa a 120 mil shuar– representa la tendencia más radical del movimiento indígena amazónico.

Para Yakun, los dirigentes nativos incluso deben tener la potestad de emitir o negar permisos para que cualquier foráneo –entre ellos los mestizos ecuatorianos– pueda entrar en su territorio.

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Esta es una de las propuestas que ese sector social planteará en las mesas de diálogo con el Gobierno, que iniciarán esta semana. La idea se encuentra en el marco de la creación de la región amazónica autónoma, propuesta por las organizaciones indígenas.

Sin embargo, el presidente Rafael Correa ya advirtió, en su discurso por las fiestas de Guayaquil, el pasado viernes, que no cederá en ese punto.

Sentado en una silla hecha con un árbol de canela, en la cual están tallados un águila y dos tigres, Germán Freire, presidente de la Nacionalidad Achuar del Ecuador (NAE), explica que la idea de la autonomía regional nació como alternativa a la división territorial propuesta por la Secretaría Nacional de Planificación de Desarrollo (Senplades).

Según el plan gubernamental, Pastaza (donde está asentada la NAE) comparte la región con Chimborazo, Tungurahua y Cotopaxi. “¿Qué relación tenemos con ellos?”, cuestiona Freire. “Está bien que son hermanas provincias, que somos un mismo Estado, pero las realidades son diferentes”.

El objetivo, indica Freire, es que el Estado y la Amazonía compartan por igual las utilidades que deja la explotación de recursos en esa región.

El presidente de la Asociación de Juntas Parroquiales de Morona Santiago, el shuar Pedro Maishant, considera que las provincias orientales deberían gozar de mayor participación.

“Los gobiernos de turno no han sido solidarios, equitativos ni democráticos... A pesar de ser nosotros los dueños de esos recursos, ese dinero ha favorecido a otras grandes ciudades”, argumenta Maishant.

Sostiene además que los amazónicos deben crear un gobierno propio que administre los recursos y que el Estado debe limitarse a regular la actividad de las industrias para que estas no afecten a la naturaleza.

De otro lado, critica el proyecto de la Senplades, pues según él, no resuelve la centralización. “Todos nuestros proyectos tienen que ser revisados en Cuenca”,  ya que Morona Santiago comparte región con Azuay y Cañar.

De no darse la región autónoma, la alternativa de los indígenas es crear siete  gobiernos independientes correspondientes a las ocho nacionalidades amazónicas: Zápara, Quichua, Huaroani, Andoa, Secoya, Cofán, Shuar y Achuar.

El achuar Germán Freire explica que cada comunidad debe reclamar su Circunscripción Territorial Indígena (CTI), derecho garantizado en la Constitución. Así podrán decidir sobre su territorio.

En ese marco, los shuar y achuar adelantan que en sus tierras no podrán ingresar  las petroleras, mineras, hidroeléctricas ni madereras.

Para garantizar esto, proponen que Pastaza y Morona Santiago  –donde ellos habitan– conformen una sola provincia que sea declarada ecológica.

“A nosotros no nos afecta cuando el señor Presidente nos dice que sin petróleo no hay luz ni servicios básicos. Nosotros hemos vivido sin esas cosas siempre y ahí estamos”, afirma Yakun.

Para Rodolfo Akachu, presidente de la Nacionalidad Shuar del Ecuador (Nashe), la tecnología de punta no garantiza la conservación ambiental.
Él habita en Macuma, adonde se llega tras un día de caminata. “Vivimos de la caza y de la pesca... las vibraciones de la explotación nos van a afectar”.

Como alternativa a la industria, estas etnias propugnan el turismo. La NAE ya cuenta con la compañía llamada Kapawi. Ofrece tours desde   600 a  2.000. dólares. Reciben a un promedio de 15 extranjeros a la semana y eso mantiene a su comunidad.

Lo que aspiran

Más beneficio económico
El movimiento indígena amazónico busca beneficiarse de no menos del 50% de las utilidades generadas en la extracción de recursos naturales de su territorio.

La ley reformatoria a la Codificación de Ley  del Fondo para el Ecodesarrollo Regional Amazónico les otorga un dólar por cada barril de crudo extraído.

Región autónoma
Las organizaciones aborígenes proponen la creación de la región autónoma amazónica conformada por las seis provincias orientales. Plantean la creación de un gobierno independiente que administre los recursos naturales.

La propuesta se opone a la regionalización planteada por la Senplades. Los indígenas consideran que esta no respeta la identidad cultural, la situación geográfica ni los recursos naturales de la Amazonía.

Circunscripción territorial
Los indígenas amazónicos reclaman su circunscripción territorial para administrarla por su  cuenta. Se refieren al artículo 257 de la Constitución que establece que “en el marco de la organización político administrativa podrán conformarse circunscripciones indígenas o afroecuatorianas, que ejercerán las competencias del gobierno territorial autónomo correspondiente”.

Cuidado ambiental
Las nacionalidades shuar y achuar proponen que Pastaza y Morona Santiago formen una sola provincia que sea declarada ecológica. Argumentan que son las únicas jurisdicciones donde no han ingresado las empresas extractivistas.