Grandes emociones, paisajes hermosos, aire puro y camaradería fueron los ingredientes precisos en esta nueva travesía que Toyota nos había preparado.
Muy temprano por la mañana, un grupo de 20 personas nos reunimos en la agencia de la av. Francisco de Orellana para escuchar las instrucciones de Edwin, un guía de la travesía al que llamaban Oso. Él nos indicaba qué ruta íbamos a seguir y en que posición deberíamos avanzar para no ocasionar demoras en el trayecto.
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Otro grupo de 10 personas ya nos esperaba en la hostería Luis Antonio, a 3 km de Cumandá, en Bucay. Este sería el punto de encuentro de las pruebas que estos potentes 4x4 tenían que realizar.
En el camino de lastre desde Cumandá hasta la hostería se presentaron momentos de mucha emoción cuando algunas 4x4, haciendo gala de su poderío, cruzaron por dos ríos a gran velocidad, haciendo que el agua se elevara hasta 2 metros de altura y empapando a quienes hacíamos el trabajo de captar las mejores fotos.
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A pocos minutos de llegar a nuestro destino comenzaba la historia del lugar. Los carros tenían que cruzar por un puente que antes sirvió como paso obligado para el tren, que en su época de bonanza se dirigía a Huigra y Riobamba. Los vehículos pasaban uno por uno con mucha precaución y los choferes se admiraban de la fortaleza de los maderos que formaban parte de esta vía férrea.
Ya en la hostería los guías volvieron a impartir instrucciones para la primera prueba que deberían realizar los 4x4. Esta se llevaría a cabo en una zona en la que hace un año se había producido un deslave y que cambió la topografía del sector, convirtiéndolo en un lugar perfecto para probar a estos pura tracción.
Ya en horas de la tarde hicimos un recorrido por El Cucharón, un sector bananero ubicado a unos 400 metros de altura. Luego de esto regresamos a la hostería para descansar, ya que al día siguiente nos esperaba una de las mejores pruebas.
El domingo en la mañana, la primera actividad fue plantar un pequeño árbol en la hostería, como parte de nuestro aporte a la ecología del lugar, para después trasladarnos a lo que sería el evento final de estas pruebas en las que los Land Cruiser, FJ y las Hilux demostraron ser capaces de hacer de todo y en todo terreno.
El FJ de Ángel, un riobambeño que nombró a su carro Travesuras, fue la sensación de estas pruebas, demostrando que su 4x4 modificado (con todo lo que se pueda imaginar) era capaz de hacer cualquier prueba en todo tipo de terreno.
Ya en la tarde visitamos una estación de trenes en el sector de Naranjapata, a 20 minutos de la hostería, en la que un guía nos contaba sobre la historia del sitio y las peripecias que pasaron esclavos negros al construir estas rieles, hoy abandonadas.
Eran las 15:00 y ya era tiempo de partir y dejar este sitio lleno de historia y de mucha adrenalina. Nos despedíamos de quienes habían compartido estos momentos de mucha acción y una amistad que probablemente seguiría en las próximas travesías de pura tracción.