El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció el viernes que su país pronto empezará a recibir cohetes de fabricación rusa con alcance de 300 kilómetros.
El Mandatario dijo que la adquisición de los misiles es parte de los acuerdos de compra de armas que firmó en Moscú.
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“Pronto empezarán a llegar unos coheticos. Unos coheticos que tú los pones aquí (...) ¿Tú sabes a cuánto llega? 300 kilómetros de alcance y no fallan”, exclamó Chávez.
El anuncio de la adquisición del armamento lo realizó durante el discurso que pronunció ante decenas de seguidores que lo recibieron frente al Palacio de Gobierno en Caracas, tras la gira que lo llevó a visitar Libia, Siria, Argelia, Irán, Turkmenistán, Bielorrusia, Rusia y España.
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El Mandatario no precisó detalles de la compra de las armas rusas ni qué cantidad de cohetes llegarán al país, pero insistió en que son solamente para propósitos defensivos.
“Nosotros no vamos a atacar a nadie; esos son instrumentos de defensa, porque vamos a defender al país de cualquier amenaza, venga de donde venga”, afirmó Chávez.
El Mandatario, quien es un fuerte crítico de la política exterior de EE.UU., sostiene una disputa diplomática con su vecino Colombia por un acuerdo entre Washington y Bogotá que permitirá a militares norteamericanos operar desde bases militares colombianas.
Previamente, Chávez había asegurado, en una entrevista con el diario español El País, que Venezuela, que tiene “la reserva de petróleo más grande del mundo” y “una ubicación geográfica envidiable para las potencias mundiales, sobre todo EE.UU.”, tiene derecho a defenderse.
A una pregunta sobre la supuesta “carrera armamentística” de Venezuela, Chávez respondió que además de las abundantes reservas de petróleo, “las reservas de gas van a apuntar a ser la quinta más grande del mundo”, y al añadir que Venezuela tiene una ubicación estratégica “envidiable”, asegura con respecto a la adquisición de armas: “Tenemos derecho”.
Chávez agregó que desea adquirir a España unos aviones de transporte CASA, y recordó que George Bush, ex presidente de EE.UU., “no permitió” que España le vendiera esos aparatos a su país.