Documento final acordó que tropas extrarregionales no podrán amenazar a países miembros.
Pese al acta suscrita por los mandatarios asistentes, el principal objetivo de la Cumbre extraoficial de la Unasur: bajar las tensiones entre los presidentes Rafael Correa, de Ecuador, y Álvaro Uribe, de Colombia, y de este con Hugo Chávez, de Venezuela, no fue posible.
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Hasta el final esos mandatarios se hicieron alusiones indirectas y directas sobre los hechos que los distancian, y que rotan en la decisión colombiana de cobijar militares de Estados Unidos contra la insurgencia.
Esto provocó el enojo del presidente brasileño Lula da Silva, quien a más de rechazar la transmisión de TV pedida por Uribe, cuestionó la conducción de Correa.
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Evaluación
Correa analizó cita
Cuestionamiento
En una rueda de prensa, el presidente Rafael Correa destacó el acuerdo alcanzado sobre la presencia de tropas extranjeras en Sudamérica, pero cuestionó la eficiencia de los esfuerzos para controlar a esas fuerzas militares.
Desconfianza
Según el Mandatario, no es posible verificar si un avión que opera en una base es utilizado para vigilar a los narcotraficantes o para interferir en las comunicaciones de otros países de la región.
Compromiso
Correa recordó que durante la Cumbre “el presidente (Álvaro) Uribe pidió que lo ayudemos a que cumpla con sus compromisos y, si es para el bien de la región, recibirá toda nuestra ayuda”.
Los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en una reunión que duró cerca de siete horas y en la que no hubo definiciones, delegaron al Comité de Defensa regional el análisis y la verificación de la instalación de las bases de Estados Unidos en Colombia y sus objetivos.
Pese a que desde el principio del debate, transmitido por la televisión en su totalidad, estaba prevista esa disposición, la diversidad de criterios y la premura en el tiempo de los presidentes hizo que se aprobara una resolución frágilmente consensuada en medio de acalorados debates y tensión hasta el final de la cumbre.
Entre los puntos más importantes de esa resolución consta que hasta mediados de septiembre los cancilleres y los ministros de Defensa deberán diseñar medidas de confianza, seguridad y garantías.
El texto reafirma que “la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede, con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación suramericana y en consecuencia la paz y seguridad en la región”.
Además de “reafirmar el compromiso de fortalecer la lucha y cooperación contra el terrorismo y la delincuencia transnacional organizada (...), el tráfico de armas y la acción de grupos armados al margen de la ley”.
Con esto Colombia evitó una posible condena como fue el deseo de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; y de Bolivia, Evo Morales.
La presidenta argentina, Cristina Fernández, quien prácticamente presidió la reunión, se concentró en pedirles a sus colegas el esfuerzo por lograr una doctrina uniforme con respecto a la instalación de bases militares de naciones extraregionales y a no usar calificativos fuertes contra sus colegas. Defendió lo acordado y lo calificó como importante.
El venezolano Hugo Chávez inició presentando un informe militar de Estados Unidos sobre la región que es público y que, según Washington, se trata de planes de emergencia y evacuación en la zona.
Lo que recibió apoyo del mandatario Rafael Correa para que sea analizado y se pida una reunión con el presidente estadounidense Barak Obama, aunque Fernández frenó sus intenciones y no fue tomado en cuenta en la resolución final.
El boliviano Evo Morales mantuvo un discurso más duro y advirtió que no iba a firmar un documento que no expresara el rechazo de Unasur a la presencia de bases militares extranjeras en la región. Mientras, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva manifestó su preocupación por la presencia militar estadounidense en las proximidades de áreas claves para su país y pidió al colombiano Álvaro Uribe garantías jurídicas de que el acuerdo no amenaza la estabilidad de la región.
El presidente colombiano Álvaro Uribe, quien se mostró tranquilo y respondió a los comentarios de cada uno de sus colegas, defendió su acuerdo al advertir que Estados Unidos les dio una ayuda práctica y eficaz, ante el flagelo del terrorismo.
Ratificó además que “no hay renuncia colombiana a la soberanía. Se rige por el principio territorial de los Estados” y aseguró que es un acceso sin renuncia de Colombia a la soberanía de un milímetro de su territorio. Pero evadió los constantes pedidos para conocer el contenido del acuerdo.
Hasta el final, el mandatario colombiano participó en la resolución e incluso varios puntos fueron cambiados a su pedido como la inclusión del combate a grupos terroristas vinculados al narcotráfico.
Lo extensa de la reunión y una nueva intervención de Rafael Correa, hizo que el presidente de Brasil, se molestara.
Con un rostro visiblemente cansado, Lula cuestionó el discurso de Correa, al que lo calificó como extemporáneo. “El problema fue que el discurso último que usted hizo, tenía sustancia para discutir el tema de las bases de Colombia, la invasión de Ecuador y que debía ser analizado en el primer momento y no cuando estábamos a punto de una resolución”.
A lo que Correa respondió que solo participó una vez y que su primera intervención la hizo en calidad de presidente de la Unasur. “Me interesa que logremos llegar a consensos, no solo para esos casos, sino doctrinas no solo para el caso de las bases, sino para el futuro”, dijo Correa e invitó a los presentes a la foto general.
Rafael Correa
Presidente de Ecuador
“Fue un paso muy importante para la región pero no hay garantía de que alguien pueda verificar si esas bases son utilizadas de forma adecuada (...) Para Ecuador no queda otra salida que confiar en Unasur. El Consejo de Defensa hará un examen de la situación”.