Carreteras y puentes destruidos, miles de habitantes aislados, angustia y muerte. Es el panorama que reina en Taiwán (en Asia) desde que al amanecer del domingo pasado fue sacudido por el tifón Morakot.
Una semana después, los reportes de víctimas siguen aumentando. Hasta ahora la cifra oficial llega a los 120 muertos, aunque esta cantidad podría alcanzar el medio millar, según las autoridades locales, quienes consideran casi imposible hallar con vida a 380 personas que están desaparecidas en Hsiaolin.
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Este pueblo del sur del país es el más afectado por el tifón, que en ese lugar causó el derrumbe de una montaña, dejando bajo el lodo a la mitad de un barrio. “Vi cuando la montaña se desplomó en pocos segundos, como si hubiera habido una explosión”, comentó uno de los afectados que logró salvarse guiado por su perro hacia una zona alta.
Los testimonios de otros sobrevivientes son aún más desgarradores, como el de una mujer de la aldea Shanmin, quien vio morir a su madre aplastada por piedras y el lodo.
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Hace 50 años, la isla sufrió otro embate de la naturaleza cuando el tifón Taiwány dejó 667 muertos y unos 1.000 desaparecidos. “Taiwán está bajo una maldición”, coinciden parte de los habitantes de este pueblo que es profundamente supersticioso.