Casi desde los inicios del actual Gobierno han ido apareciendo cada vez más indicios de una posible infiltración del narcotráfico en altas esferas del poder político. Pero lejos de encarar el problema con valentía y ordenar una prolija investigación, el Presidente de la República, en una postura irresponsable, ha minimizado esos hechos, atribuyéndolos –sin presentar pruebas– a una “campaña” de mentiras de la prensa ecuatoriana e internacional. Pero ahora el propio régimen demuestra su preocupación y exhibe copias del supuesto diario de un jefe guerrillero que, de ser auténtico, fortalecería las peores sospechas que sobre este asunto se pudieron tejer.

Esperamos que esto no sea un gesto aislado sino que implique un giro en la política oficial, y que ahora sí el Presidente de la República y los legisladores oficialistas reconozcan que las evidencias encontradas justifican como mínimo una prolija investigación para saber hasta dónde llegaron los narcotraficantes en su intento de copar las instituciones del Estado.