Jorge Coronel Quevedo,
ingeniero, Guayaquil.- Una mujer de origen ecuatoriano decidió subastar su cuerpo y su virginidad para obtener fondos para sus estudios y ayudar a su madre.

Desde mi punto de vista, ella puede hacer con su virginidad lo que quiera, pero cuando se dice que es una mujer ecuatoriana, ahí nos incumbe de forma negativa. La vida de los hombres y mujeres compatriotas en España ya es suficientemente dura como para que ahora, por una persona, se vaya a estereotipar a las demás mujeres de la misma manera. Menos aún entiendo si la mujer inicia la "subasta" con un valor bajo y le llegan a ofrecer más de un millón de euros o dólares, ella se negaría si es que el Gobierno ecuatoriano se ofrece a ayudarla a través de la Secretaría del Migrante, con nuestros impuestos. Muy bien que ayude a su madre enferma, pero necesitaría también un tratamiento psicológico la "subastada". Esta carta no va del lado puritano; va más bien por el lado del orgullo patrio. Las personas que viajan al extranjero a buscar un mejor futuro sufren agresiones, malos ratos y no es justo que una  compatriota los desprestigie más.

Jorge Coronel Quevedo,
ingeniero, Guayaquil