El nuevo Secretario de Comunicación acusó a los diarios de “negociar” con el papel importado, porque está liberado de aranceles, y anunció que el Gobierno va a revisar si ese papel la prensa lo utiliza para informar de modo “adecuado” (o mejor dicho del modo en que el Gobierno considere “adecuado”).
La señal es clara. El régimen ha resuelto utilizar impuestos y aranceles como arma para amedrentar a los medios de comunicación y alinearlos con su discurso, algo que los organismos que defienden los derechos humanos en todo el mundo han calificado como inadmisible en una democracia.
Cabe aclarar que en el pasado los grandes diarios fueron los que mejor aguantaron golpes así. Estas políticas de retaliación a la larga perjudican más bien a los medios de menor circulación, muchos de los cuales dejarán de existir, y a los ciudadanos en su conjunto, que verán cómo la información se encarece y se vuelve menos accesible.