Unos, sigilosos prefieren no hacer comentarios y se limitan a observar, mientras que otros, en las afueras de la Funeraria Jardines de Manabí, en el centro de Portoviejo, expresan su pesar y se lamentan por el asesinato del denominado Justiciero, Mauricio Montesdeoca Martinetti, ocurrido la madrugada del miércoles pasado.

Los comentarios en torno a esta muerte fueron diversos ayer en Portoviejo, su ciudad natal, y donde supuestamente vengó la muerte de sus dos hermanos (Nicola y José) y dos amigos, múltiple crimen del que Montesdeoca fue testigo, y que aconteció en el portal de la vivienda donde residía, en diciembre de 1997.

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En ese entonces, a sus 27 años, Montesdeoca se salvó de morir al estar al interior de su casa cuando tres encapuchados cometieron los asesinatos.

Pero casi doce años después, allegados y familiares observaron, alrededor de las 09:00 de ayer, cómo se trasladaba el féretro con el cadáver de Montesdeoca de la funeraria hasta el cementerio general de Portoviejo, donde el médico legista Vicente Párraga realizó la autopsia pericial.

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Una lesión en la vena aorta fue la causa de su muerte tras recibir trece disparos, que en su mayoría presentaron orificios de entrada y salida, manifestó Párraga.

Balas de fusil
También se determinó que en el asesinato se usaron armas (fusiles) de uso exclusivo de las fuerzas del orden, lo que causó preocupación en Edwin Báez, comandante provincial de Policía, quien negó que esta institución esté involucrada en el crimen.

Las dudas se presentaron debido a que Montesdeoca mantuvo enfrentamientos verbales constantes con uniformados del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y  los comandantes de la Policía de turno en la provincia, desde el 2006.

Montesdeoca acusó a uniformados como Luis Martínez, oficial del GOE, de estar involucrados con la banda Los Choneros, y hasta los responsabilizó de su posible muerte.

Ante lo acontecido, el fiscal Edwin Zambrano, quien inició el proceso de indagación previa, espera el apoyo de los familiares del occiso para esclarecer los hechos.

Representantes de la familia del asesinado informaron que la viuda, María Fernanda Solórzano, se encargará de denunciar el caso ante la Fiscalía, y que se determinó como su abogada a Gelena Solórzano.

En tanto, creció la expectativa en las afueras de la Funeraria cuando, alrededor de las 13:50, retornó el féretro al centro de velación.

Reacciones
Martha Zambrano fue una de las decenas de personas que se acercaron ayer a la Funeraria Jardines de la Paz, donde se velaba a Montesdeoca.

Ella lamentó su muerte. Aseveró que Portoviejo se quedó sin nadie que lo proteja, refiriéndose a los operativos de limpieza que Montesdeoca supuestamente protagonizaba y que consistían en asesinar a personas involucradas en otros crímenes, violaciones o robos.

“Quedamos desprotegidos, todos reaccionaríamos de esa forma si nos mataran a un ser querido”, expresó.

Pero su comentario desagradó a otro ciudadano que no se identificó. “Estoy aquí por curiosidad y creo que nadie tiene derecho a matar”, enfatizó.

Denuncia
Mientras que Narcisa Pico y Esperanza Vélez, dos de las madres que denunciaron ante la Fiscalía a Montesdeoca por el asesinato de sus hijos y familiares, en el 2006, ratificaron sus declaraciones.

“Estoy segura de que él mató a mis tres hijos, porque los anduvo persiguiendo”, afirmó ayer Vélez, rodeada de sus nietos huérfanos. Mientras que Pico dijo confiar en la “justicia divina”. “Sé que Dios tarda, pero no olvida”, reiteró.

Pese a sus acusaciones, la Fiscalía no encontró pruebas que involucren a Montesdeoca, por lo que el proceso se estancó en la etapa de indagación previa.

Detalles: Sepelio
Cortejo
Decenas de personas caminaron ayer en la tarde por las calles céntricas de Portoviejo tras el féretro donde iba el cadáver de Mauricio Montesdeoca Martinetti.

Globos y flores
Los asistentes llevaban globos blancos y flores, lo que atrajo la atención de los transeúntes y provocó problemas en el tráfico en las calles que fueron parte de la caminata.

Consignas
A la altura del Ministerio Público, sus allegados y familiares se detuvieron para gritar consignas dirigidas a evitar que el asesinato quede en la impunidad.