Por tocar el cielo con sus alas, el cóndor era un ser divino para los habitantes de los pueblos andinos. Era el vigilante de los Andes, el ave que nunca muere, sanador de la Tierra.
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Es el ave voladora más grande del mundo, una especie que pese a ser ícono de la cultura popular andina, podría desaparecer. En los últimos 12 años su población en Ecuador se redujo a la mitad.
Por tocar el cielo con sus alas, el cóndor era un ser divino para los habitantes de los pueblos andinos. Era el vigilante de los Andes, el ave que nunca muere, sanador de la Tierra.
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Se cubre un recorrido de poco más de tres kilómetros.
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