El 16 de septiembre del 2007, en Guayaquil, el Clásico del Astillero se manchó de sangre y trajo consigo campañas antiviolencia en los estadios del Ecuador, anuncios de medidas preventivas, de sanciones a los responsables y hasta la expulsión de 150 integrantes de la barra Sur Oscura. Poco se cumplió.

Hoy, a 21 meses del hecho calificado de homicidio inintencional, cuando una bengala (que la Policía no pudo determinar de dónde salió) mató al niño Carlos Cedeño Véliz, el dolor aún atormenta a su familia. "Mi esposa ya no quiso vivir en la casa que compartimos con mi hijo, en San Vicente, Manabí; hoy reside en  una finca del campo", dice el padre del menor, Carlos Cedeño Ayón. "Van a ser dos años y parece que fue ayer. Mi otro hijo de 6 años no puede dormir ni estar solo; escucha un torpedo y se asusta. Lo he llevado al psicólogo y no se puede hacer nada", añade.

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Cedeño siente remordimiento y resignación porque los supuestos responsables involucrados en las investigaciones hayan sido absueltos, y  se queja por lo que él llama "olvido de los dirigentes de Barcelona".

Anuncia, por eso, un juicio  contra el club, por daño moral y psicológico.
"Vamos a dar un golpe fuerte. Son cinco abogados que están dejando lista la demanda. Nunca, a más del pésame, la dirigencia de Barcelona vino a decir nada. Ni tampoco se ofrecieron a apoyar en la investigación", indica Cedeño.

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Galo Roggiero, ex presidente del club torero, en cuyo periodo se dio el suceso, afirma que respeta la decisión del padre y que la comprende por su dolor, pero aclara que siempre estuvo apoyando a una tía del menor.

En septiembre del 2008 los jueces Hernán Cabezas de Candel, Ángel Vera Lalama y Guillermo Freire León sobreseyeron a los cuatro inculpados de la Sur Oscura, porque "no se encuentran elementos de convicción suficientes" sobre su responsabilidad, concluyeron.