Paulino Toral Vélez,
sacerdote, Guayaquil.- Los sacerdotes de Urdesa y Entre Ríos somos un solo equipo; pertenecemos a la Sociedad de Jesucristo Sacerdote.
El Arzobispo de Guayaquil ha decidido trasladarme a esta última urbanización, no como párroco, sino simplemente como coadjutor o ayudante, para estar más libre para atender la obra Casa de la Vida.
Como es natural y lógico, dado el cariño, me da pena dejar la parroquia urdesina San Antonio María Claret, pero lo hago con mucha alegría porque estoy profundamente convencido de que -como alguien decía- "Dios obedece a los obispos", y allá donde nos destinan a los sacerdotes, Él dirige su mano para derramar sus torrentes de bendiciones.
Estoy absolutamente seguro de que si este cambio lo ha decidido nuestro supremo pastor arquidiocesano, será para bien de todos, sin excepción, como decía San Pablo: "Todo concurre para bien de los que aman a Dios" (Romanos 8:28).
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Yo no puedo sino estar agradecido con nuestro Arzobispo que me ha permitido estar en esta parroquia todos estos años que considero una gracia de Dios y un regalo maravilloso del Señor. También estoy profundamente agradecido con todos quienes han sido mis parroquianos, por su paciencia, comprensión, cariño, apoyo generoso a todas y cada una de mis iniciativas. Han sido unos colaboradores maravillosos; y tanto, que sin ellos nada de lo que hemos logrado lo habríamos conseguido.
Su cariño ha sido siempre para mí un motivo para no detenerme y seguir siempre adelante, sin parar. Su cariño, su amabilidad, su inalterable buena voluntad hacia mi persona han sido como el viento que constantemente ha soplado e impulsado el velero de mi servicio sacerdotal por estos mares del Señor en estos 17 años.
Me marcho, pero estoy contento de que quedan en inmejorables manos, cuales son las del padre Enrique Escribano, que será el nuevo párroco a partir de mediados de julio, y que contará con otro sacerdote de nuestra misma familia espiritual para cooperar con él en el servicio a esta linda parroquia y nuestra fundación es Justo y Necesario, al servicio de los niños trabajadores de la calle. Que Dios los bendiga a todos.
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Démosle gracias por el tiempo que hemos pasado juntos. Que sigamos unidos en la oración. Gracias de corazón a todos.
Paulino Toral Vélez,
sacerdote, Guayaquil