El base Derek Fisher tomó el relevo del certero Robert Horry en la tarea de sacar tiros salvadores de último minuto para los Lakers de Los Ángeles y con dos triples claves sentenció la noche del jueves la victoria ante Orlando Magic, en el cuarto partido de la final NBA.

Con su primer bombazo de la noche, faltando 4 segundos y 6 décimas para el final, el Fisher lagunero empató el choque a 87 y lo mandó al alargue, donde lo definió con otro cañonazo a distancia, para asegurar el triunfo 99-91, que coloca a los Lakers a un paso de su decimoquinto campeonato como franquicia.

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“Me sentía como una daga”, dijo Fisher. “Uno sueña con situaciones como esta, en las que define un juego”.

Fisher falló los primeros cinco tiros que hizo en el partido, pero surgió con los dos que cambiaron la historia: el primero para forzar la prórroga y el segundo para abrir el camino del triunfo.

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“Cuando tomé el primer tiro en la regulación, sabía que mis compañeros esperaban algo grande de mí, y lo conseguí no una, sino dos veces. Es grandioso”, añadió el base, que el 9 de agosto cumplirá 34 años.

Antes de lograr la igualdad salvadora, Orlando tuvo la posibilidad de ampliar su ventaja en el marcador cuando Dwight Howard erró dos tiros libres con 11 segundos por jugar y su equipo vencía 87-84. De haber encestado al menos uno de los libres, Magic probablemente hubiera sellado la victoria e igualado la serie a 2.

Los Lakers buscarán mañana conseguir su decimoquinto título de campeones de la NBA en 30 finales disputadas.