La relación entre padres e hijos en los deportes es incomparable porque refuerza vínculos positivos. Ofrece momentos divertidos, entrañables y buenos para la aplicación de principios y valores que perduran toda la vida. Este preámbulo sirve para destacar un ejemplo familiar guayaquileño como el de Álvaro Cañarte y sus tres generaciones.
Álvaro Cañarte Andrade jugó básquet de buen nivel y de su matrimonio con Mercedes Jiménez nacieron Álvaro II, con genes deportivos por sus dos líneas. En la familia Jiménez hubo brillantes beisbolistas como Yeyo y Pedro y basquebolistas como Abel Jiménez Parra.
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Conocí a Álvaro II cuando él cursaba el sexto grado del Americano en donde se aplicaba un plan piloto ideado por su directora, Laura Macías, que sacaba a las 10:00 a todos los alumnos a hacer deporte. Producto de este proyecto surgieron clubes y deportistas como Diego Pimentel, Jorge Miranda, Marcos Maruri, Álvaro Cañarte, Felipe Maldonado. y clubes de béisbol que luego fueron a jugar a la Liga Miraflores, integraron selecciones nacionales y llegaron a primera categoría.
Álvaro Cañarte padre quiso que su hijo fuera deportista y para encauzar este sueño, junto al doctor Gustavo Cornejo, fundaron Majis de Urdesa, el 11 de diciembre de 1974, club con quien Álvaro II subió a primera división en 1984. Posteriormente pasó a Oriente, equipo donde el impuso récord de 15 jonrones en 1985, guarismo que aún está vigente. El 22 de abril de 1986 se convirtió en el primer ecuatoriano que firmó para jugar en las Mayores, con los Tigres de Detroit.
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Por distintas razones dejó el profesionalismo, pero siguió en el béisbol y llegó a conformar algunas selecciones nacionales en béisbol y softbol. Se radicó en Miami. Laboró en una compañía de aviación ecuatoriana.
Después de algún tiempo decidió afincarse nuevamente en Miami. El ciclo se cumple: Álvaro Cañarte Jiménez recompensa los sueños y desvelos de sus padres. Ahora, en Miami, ayuda como uno de los entrenadores de su pequeño Álvaro III, que integra el equipo llamado Westchester Optimis Green, conformado en su mayoría por cubanos radicados en Florida.
Los medios de información escrita en Estados Unidos como 20 de Mayo y en el blog Palmar del Junco aparecen notas como ‘El placer de ser coach’ y ‘Peloteros del futuro’ en los que se destaca la importancia de la relación entre niños y adultos en este equipo de béisbol infantil.
No hay nada más grato que ver a su hijo hacer deporte. Los padres no deben perderse este privilegio inconmensurable. Nada más emotivo que ver una gran atrapada, el largo batazo y la rápida corrida de bases. Ser testigo de estas “hazañas” es invalorable.
Los hijos crecen rápido y la agitada vida por la búsqueda del pan de cada día suele no dejar mucho tiempo para estar en familia y cuando nos detenemos a valorar la importancia de estos temas puede ser tarde.
Por estudio o trabajo los hijos se alejan de los deportes. Son privilegiados aquellos padres como la generación de los Cañarte, que apoyan las actividades deportivas de sus hijos por la convicción firme de su positiva utilidad.