La fatiga física y mental podría pasarle factura mañana al FC Barcelona en la final de la Copa del Rey del fútbol español ante el Athletic de Bilbao, en el primero de los tres torneos que el líder de la liga local aspira a conseguir esta temporada.
Barcelona sobrevivió al partido de vuelta de semifinales de Liga de Campeones contra el Chelsea, anotando un gol en tiempo de descuento que le dio una plaza para la definición del 27 de mayo en Roma contra el Manchester United.
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Pero el domingo, cuando estaba a punto de festejar el título en la liga ante el Villarreal del técnico chileno Manuel Pellegrini, desaprovechó una ventaja de dos goles y empató 3-3 después de jugar los últimos 12 minutos con un hombre menos por la tarjeta roja al defensor Eric Abidal.
El gol de Joseba Llorente silenció a un Camp Nou repleto que estaba a punto de estallar en celebraciones. El Barça sólo necesita un punto en los tres partidos de Liga que restan, pero el rostro de incredulidad en las caras de los jugadores habrá preocupado a Pep Guardiola.
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"Hace unos días hicimos lo mismo con el Chelsea, ahora nos ha tocado sufrir a nosotros. Aún así estamos mucho más cerca del título", dijo Guardiola.
"Tenemos que animarnos, recuperar la sonrisa y prepararnos lo mejor que podamos para la final de Copa", añadió.
Guardiola admitió que sus jugadores estaban sufriendo el cansancio acumulado por tantos partidos importantes en tan corto espacio de tiempo, y se mostró particularmente preocupado por la lesión del centrocampista Andrés Iniesta, que sufrió un desgarro el domingo que le impedirá estar en el estadio Mestalla.
Iniesta se suma a Thierry Henry y Rafael Márquez en la lista de lesionados. Ante el Athletic tampoco estará el suspendido Abidal. Esa tarjeta roja deja al francés fuera de su segunda final, ya que tampoco podrá estar en Roma contra el United.
Ola de emociones
El Barça le ganó al Mallorca su Copa del Rey número 24 la última vez que llegó a la final del torneo, en 1998, también en Mestalla.
En esta oportunidad, el conjunto catalán tendrá a un equipo respaldado por una oleada de seguidores. El domingo, 20.000 personas llenaron San Mamés para ver el último entrenamiento del equipo antes del viaje para la final de la Copa.
El entrenador Joaquín Caparrós dejó descansar a los habituales titulares en la victoria del sábado 1-0 sobre el Real Betis, resultado que dejó al equipo en la mitad de la tabla.
El Athletic ganó la última de sus 23 copas en 1984, cuando derrotó 1-0 al Barcelona en una final recordada por el violento intercambio de empujones y puñetazos entre los jugadores, entre ellos Diego Armando Maradona, al final del encuentro.
Este equipo sólo cuenta con jugadores de su cantera, y Caparrós espera que una victoria frente al Barcelona ayude a demostrar que este modelo, que ha sido cuestionado tras varios intentos para evitar el descenso, también da resultados al más alto nivel.
"Si podemos ganar una final contra el Barcelona, que en el momento es el mejor equipo del mundo, eso convertirá el modelo único del Bilbao en centro de la atención mundial. Esa posibilidad da a los futbolistas una motivación extra", dijo el entrenador al diario deportivo Marca.