Con asombro vemos, el común de los ciudadanos, lo que a diario se vive en este país. Se ha llegado al colmo de decir que  robar un teléfono celular (por el cual seguramente lo menos que hará el ladrón es tirarnos al suelo y golpearnos si no llega a costar 650 dólares) y el que a uno lo estafen con un cheque sin fondos son ahora “solo contravenciones”.

Se cierran las importaciones a la mayoría de productos. Se pide disculpas a gente vinculada a la guerrilla. Se desbarata una red de inteligencia dejando a honorables oficiales como blanco de delincuentes. Se usan los fondos del Estado en campañas electorales, sin la más mínima consideración de que ahora en nuestros hogares apenas nos alcanza el dinero para una comida diaria.

 Se escucha que el rico es el malo y que el pobre es el bueno, sembrándose el odio y resentimiento entre ecuatorianos...No sé, en verdad, hacia dónde vamos, pero utilizando una frase de un canal incautado creo que ya “es tiempo de cambiar”; es tiempo de que no nos dejemos engañar; de que no nos conformemos con migajas que nos hacen sentir que no somos capaces de ser productivos.

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 Nuestro país tiene riquezas de verdad que alcanzan y sobran para todos, y para que esto ocurra debemos aprender a leer, a escuchar, a saber discernir, para que no nos tomen como tontos útiles. Debemos fomentar la inversión porque si esta no llega, no sirve de nada tener un trabajo que nos durará poco.  Aprendamos a exigir a nuestros gobernantes  que fomenten la unión, el respeto, la consideración entre hermanos, y no con leyes en las que los delincuentes, en general, son los beneficiados de la mal llamada frase que “la patria ya es de todos”.

Mariuxi L. de Domínguez,
Guayaquil