Las constantes quejas de los agricultores al iniciar un cultivo de maíz y según elllos por el desmesurado aumento del precio de los insumos que aplican, nos lleva a averiguar cuales son los verdaderos valores de los gastos, mas cuando los pequeños no llevan una contabilidad para saber con certeza cuanto ganan o pierden en cada cosecha.
Un ejemplo de ello es Marino Cruz, del recinto las Mercedes en Isidro Ayora, quien sembró tres cuadras de maíz y supone que el costo de producción este año es uno de los más elevados, aunque no ha llevado un control exacto de lo que ha comprado ni de sus valores.
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“Nosotros trabajamos a la deriva, no puedo comprar semilla certificada porque no me alcanza para la urea, los costos de los plaguicidas están por las nubes y no llevamos un registro de lo que invertimos; si lo hiciéramos nos daríamos cuenta de que perdemos, y eso que ahorramos la mano de obra porque nosotros mismos trabajamos y nos apoyamos con otros compañeros ya que un trabajador cobra $ 5 el jornal de 6 a 11 de la mañana”, expresó.
Este productor de diez años de experiencia en el cultivo asegura que desde que se inició en la actividad no ha cambiado la situación, solo espera que aun sin saber su costo le compren esta cosecha a 13 dólares el quintal para sobrevivir, y que se cumpla el ofrecimiento del Gobierno de la llegada de la urea antes de que termine el invierno.
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El caso de Marcos Campoverde presidente del Centro Agrícola de El Empalme es diferente, él cultiva cinco hectáreas, utiliza semilla certificada de maíz que compra a 160 dólares los 30 kilos, pagando un jornal diario de 6 dólares. Con estos datos, afirma que su costo de producción es alrededor de 700 dólares y está consciente de que más cuesta la fertilización y que están trabajando en buscar alternativas orgánicas para lograr bajar ese valor ya que la urea la compraron a 32 dólares.
Ahora, según Campoverde, solo anhela que se fije un buen precio de sustentación a la cosecha para que no haya pérdidas –ya que con eso se deben sostener hasta el próximo invierno, pues no hay infraestructura de riego para cultivar en verano– y pagar el crédito.
Costo de los insumos
Serapio Arana miembro de una de las empresas afiliadas a la Asociación de la Industria de Protección de Cultivos y Salud Animal (Apcsa) explicó que el costo de los productos que se utilizan para control de plagas, enfermedades y malezas no supera el 20% de lo que se invierte, es el rubro más bajo en todo el proceso, siendo los mayores el de la semilla, mano de obra, fertilización y mecanización. “Los agricultores muchas veces al hablar de insumos no especifican cuáles son los rubros más costosos y de ahí que se crea que los fitosanitarios son los de mayor valor, sin tener en cuenta que ellos pueden adquirirlos en muchos sitios y de diferentes marcas y valores para el problema que necesiten, con lo que pueden bajar su costo ya que la competencia es grande”, afirmó.
En su criterio hay dos factores que desmejoran la producción en el país, uno es la falta de un material genético (semilla) de alto rendimiento que sea adaptado a las condiciones de Ecuador. “Se puede decir que el país necesita declarar en emergencia el campo de la investigación agropecuaria, por lo que es imposible lograr mayores rendimientos a menor costo”, explicó Arana.
El otro factor que afecta a los productores, añade el miembro de Apcsa, es que en el país no se fijan con anticipación los precios de sustentación para que los agricultores sepan a cómo vender sus cosechas y puedan hacer sus cálculos, como lo hacen otros países, aquí el agricultor entra a la deriva a la cosecha.
Arana afirmó que durante mucho tiempo las casas comerciales han tenido que cumplir el papel del Estado, dando capacitación y entregando crédito a los agricultores, ya que el Gobierno desde que culminó Proteca y el Promsa (programas que capacitaban a los pequeños agricultores) no ha reactivado este programa.
“Las empresas que expendemos insumos agrícolas tenemos más de 450 técnicos de campo, que enseñan a los productores la mejor manera de sembrar para obtener mayores rendimientos, además de el uso y manejo correcto de cada uno de los productos que utilizan en su faena diaria, recalcó.
En estos momentos el país podría optimizar sus siembras y mejorar rentabilidad mediante el uso de semilla transgénica, como lo están haciendo muchos países, hasta llegar a ser autosuficientes, expresó el directivo, afirmando que toda la semilla que importa Ecuador de maíz aproximadamente 600.000 toneladas, y la de soya es transgénica (modificada genéticamente).
Maíz en Manabí
Las proyecciones superarán las del año pasado y se estima que unas 110 mil hectáreas están en desarrollo y se cosecharán en las primeras semanas de mayo. Según datos facilitados por el gerente regional de Farmagro, Freddy Cedeño, de la superficie maicera, unas 70 mil hectáreas se manejan de una manera tecnifica y el resto de forma tradicional.
Sobre otros rubros como arroz y maní, la evaluación también es muy positiva argumenta Cedeño y agrega que el área manicera ha crecido no menos del 20%, y un porcentaje menor en arroz, cereal que ha reemplazado al pasto en las partes bajas de Rocafuerte.