Colombia, el país más afectado del mundo por las minas antipersonales, pidió apoyo para programas de rehabilitación de las víctimas y para la prevención de accidentes.
Este país sudamericano de alrededor de 44 millones de habitantes azotado por un conflicto interno de más de cuatro décadas registra anualmente el mayor número de víctimas por explosiones de minas, por encima de Camboya y Afganistán, de acuerdo con Naciones Unidas.
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"Necesitamos la cooperación internacional en actividades de desminado humanitario, en programa de rehabilitación de las víctimas y de prevención de las poblaciones, en formación de capacitadores y certificación del personal que cumple las labores de desminado", dijo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
Colombia ha recibido en los últimos años ayuda económica y cooperación de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, España, Japón, Italia y Suiza para los programas de destrucción de minas y atención de víctimas.
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La guerrilla izquierdista y los grupos armados ilegales al servicio del narcotráfico siembran minas para proteger sus campamentos en zonas selváticas y montañosas, así como para detener el avance de tropas.
Adicionalmente, las utilizan para resguardar sus cultivos de hoja de coca y los laboratorios para la producción de cocaína, según fuentes de seguridad.
De acuerdo con estadísticas del Gobierno, 7.451 personas fueron víctimas de minas entre 1990 y el 2008, un 34 por ciento civiles y al menos un 10 por ciento del total niños.
Colombia aprobó recientemente un presupuesto de 71 millones de dólares para programas de desminado y atención de víctimas entre el 2009 y el 2012, que es insuficiente para las necesidades.
Desminar, una alta inversión
Santos reveló que mientras a la guerrilla le cuesta entre uno y tres dólares fabricar y sembrar una mina, el Gobierno debe invertir un promedio de 100.000 dólares en desminar un espacio de medianas proporciones.
El balneario de Cartagena, sobre el Mar Caribe, será la sede de la segunda Conferencia de Revisión de la Convención de Ottawa, entre el 30 de noviembre y el 4 de diciembre.
El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, dijo el lunes en Ginebra que ese encuentro debe ser una oportunidad para "renovar, profundizar y ampliar" los compromisos y voluntades de países y organizaciones internacionales, así como de la sociedad civil con la "erradicación definitiva de este flagelo".