Los dos métodos de asignación de escaños aprobados por la mayoría de PAIS para las elecciones del 26 de  abril de este año y los comicios organizados a partir del  2013 tienen una sola meta en común: mantener  la votación en plancha.

Si bien los dos mecanismos tienen diferencias en los cálculos y en la proporcionalidad para adjudicar los puestos a los ganadores en comicios pluripersonales, con la implementación del método Webster (2009) y D’Hondt (2013), la estrategia de los partidos continuará siendo la misma de los últimos años: impulsar la votación por listas, poner a su principal líder como centro de campaña para arrastrar respaldo electoral y reducir la importancia del sufragio uninominal.

Publicidad

El matemático Germán Rojas, experto electoral, sostiene que ni la Asamblea Constituyente ni el ‘Congresillo’ alteraron el sistema de representación,  al contrario, mantuvieron defectos de procesos pasados.

“Hay desigualdad en el voto de los ecuatorianos que sufragan en entre listas. Qué pasa cuando le facultan a una persona a elegir a varias personas, se divide su voto de acuerdo al número de asambleístas o concejales a elegirse”, indica Rojas.

Publicidad

Sostiene además que la única posibilidad para componer esas tergiversaciones es el voto electrónico, para que haga los cálculos del fraccionamiento del voto o que simplemente se permita a la ciudadanía elegir a una lista o solo a una persona, que realmente lo represente.

“Con esto, para el reparto de los partidos habría que sumar los votos en plancha y candidatos, y no hacer ningún cálculo adicional”, manifiesta.

Este criterio lo comparte el ex vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Medardo Oleas, quien advierte que la gente sigue votando en plancha sin conocer a todos los candidatos y que ahora el apoyo a un solo aspirante dentro de una lista no sirve de nada.

“Un buen sistema de sufragio privilegia el voto personalizado, que permite tener una representación adecuada. Sino veamos qué pasa cuando Galápagos tiene dos asambleístas y Durán y el sur de Quito, que tienen miles de electores,  no tienen representantes”, dijo.

El candidato a asambleísta Virgilio Hernández (PAIS), quien participó en la elaboración de la Constitución y la Ley Electoral, sostiene que esos métodos son proporcionales, que la lista cerrada se desgastó por responsabilidad de los partidos y que en la nueva ley ya existen elementos como la distritalización para facilitar la selección de candidatos uninominales.

En tanto, Rojas afirma que el Gobierno cometió un error político al implementar el método de Webster en los comicios, pues ahí se favorece a las minorías. Mientras que el método de D’Hondt favorece ligeramente a las mayorías.

Hernández justifica la variación del método establecido en el Régimen de Transición con el de la nueva Ley de Elecciones, por el hecho de que el país vive una época especial en los últimos años, en la que un solo partido obtuvo el 60% de la representación, mientras que el segundo apenas el 7%.

“Lo que hay que pensar es que el Ecuador en los próximos años va a tener fuerzas políticas que tengan entre 5% y 30%. Por lo tanto hay que establecer un método que mantiene la proporcionalidad y evita un fraccionamiento en la representación”, sostiene Hernández.

Detalles

Webster
El método Webster consiste en la suma de los votos totales alcanzados por una de las listas que luego se dividirán por la serie de los números 1, 3, 5, 7, 9... de acuerdo al número de asambleístas o concejales que vayan a elegirse.
El resultado obtenido será ordenado de mayor a menor. Estos escaños se asignarán de acuerdo con los más altos resultados.

D’Hondt
Consiste en la suma total de los votos totales alcanzados por una de las listas que luego se dividirán por la serie de los números 1, 2, 3, 4... de acuerdo al número de asambleístas o concejales a elegirse. El resultado obtenido será ordenado de mayor a menor. Este método fue declarado inconstitucional el 1 de marzo del 2004 ante un pedido del dirigente socialcristiano Xavier Neira.