Asentada en cerca de 200 hectáreas y a una distancia de 22 millas náuticas (aproximadamente 38 kilómetros) de Puerto López, la Isla de la Plata es en la actualidad objeto de procesos de preservación de sus principales habitantes: las aves y el bosque seco que son amenazados por sujetos extraños a su entorno.

Piqueros patas azules, albatros, lobos marinos y arrecifes de coral son motivo de admiración de los miles de turistas que año a año llegan a este territorio, el único con que cuenta Montecristi dentro del Parque Nacional Machalilla (PNM).

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Esta isla es objeto de señalamientos disertados a través de mitos (la presencia de piratas) y de pugnas territoriales, sin embargo, muy pocos ecuatorianos procuran observar la verdadera riqueza ancestral que se halla en su interior.

Han existido discrepancias históricas entre dos cantones por definir a qué territorio se le asigna esta isla.

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Jipijapa ha pugnado por hacerse de ella omitiendo incluso la Ley de División Territorial dispuesta por el Congreso de la Gran Colombia de 1824, que indicaba que al cantón Montecristi le correspondían las parroquias de Montecristi, Charapotó, Manta, Isla de la Plata y Mompiche.

El reclamo de Jipijapa surgió luego de que en la Ley de División Territorial de 1897 se omitió involuntariamente la Isla de la Plata como territorio de Montecristi, lo que según Wilfrido Moreira señala en su libro Manabí desde 1822 como un error, debido a que la Ley que rige es la promulgada el 24 de abril de 1884.

Pero Montecristi solo hizo presencia en la Isla de la Plata entre los años 1964 y 1967. Incluso dispuso la creación de una escuela municipal para que atendiera a los más de 20 niños que vivían ahí.

Lourdes Palacios fue la profesora asignada a ese cargo. Para ella fueron momentos muy duros, aunque estuvo pocos meses. “Pasaba cuatro semanas allá y volvía a Manta para quedarme unos días con mi familia e hijos, pero fue muy difícil porque las naves demoraban seis horas para ir hasta la isla”, sostiene la maestra, quien recuerda que incluso fue llevada por el Municipio de Montecristi en 1964 con banda de pueblo.

Palacios indicó que ahí residían unas 30 familias, todas dedicadas a la pesca, en un lugar donde no había luz ni agua.

Solo de la familia Córdova se acuerda la profesora al preguntársele qué pasó con quienes vivieron allí.

Hoy solo queda lo que fue el hotel de la familia del historiador Víctor Emilio Estrada, que es utilizado como centro de descanso de científicos.

Del por qué no existió más presencia de Montecristi en la Isla de la Plata, hubo una sola razón para Jorge Cedeño, presidente de una organización histórica: la ignorancia cultural de las autoridades.

“Nadie ama, preserva ni respeta lo que desconoce y creo que el Municipio de Montecristi debe hacer más presencia”, sostiene Cedeño.

Curiosamente, los extranjeros que pisan este suelo son los que más disfrutan de la práctica de buceo en el arrecife de coral y observación de especies.

Aniversario
El próximo 26 de julio, el Parque Nacional Machalilla cumplirá 30 años de creación y para ello se han programado varios actos culturales.

Cómo llegar
Para ingresar a la Isla de la Plata se requiere contactar a algunas de las agencias turísticas asentadas en el cantón Puerto López. Solo las que cuenten con el permiso de acceso podrán hacer el recorrido en la isla, que dura entre 3 y 4 horas.

Buceo
Las mismas empresas turísticas proveen de equipos si se desea bucear.