El populismo nuevamente arremete, esta vez contra los niños y adolescentes.

Los colegios y escuelas del país que ‘disfrutan’ de instalaciones pedagógicas adecuadas deberán compartirlas con la ‘comunidad’, según anuncio reciente del Ministerio de Educación.

La lógica de esta nueva aventura es que ningún sector, en este caso los niños, puede tener privilegios. Semejante manera de pensar nos llevará luego a sacar la conclusión de que como los pacientes de los centros de salud también ‘disfrutan’ (o deberían disfrutar) de un ambiente limpio, higiene en los baños y comida sana, entonces hay que abrir las puertas de los hospitales para que la ‘comunidad’ utilice sus instalaciones.

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Los equipos educativos, deportivos o recreativos de un colegio o escuela son instrumentos pedagógicos indispensables en el siglo XXI. No son un ‘privilegio’ de los niños sino herramientas de trabajo fundamentales que deben ser preservadas del mal uso de quienes no estén involucrados directamente en el proceso de educación.

 Todavía estamos a tiempo de rectificar.