Estoy consciente de que muchas personas me pueden catalogar de paranoica y exagerada, o demasiado utópica, pero sí soy bien arriesgada.
Gracias a las experiencias que he podido palpar, y sin importar lo que puedan pensar de mí, escribo como para dar un grito desesperado a mi sociedad ecuatoriana, principalmente a la de mi cantón. Estoy a punto de creer que la persona que no se atreve a pensar utilizando la razón cae en la politiquería de querer construir puentes donde no hay río.
Es que si realmente queremos trabajar para nuestro pueblo sin fines de lucro, si ese es nuestro ideal, no necesitamos llegar a un municipio, a una prefectura o una presidencia para empezar a trabajar para ello. Hasta cuándo actuamos sin pensar señores candidatos.
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Hasta cuándo el abuso de poder, la injusticia y corrupción. Hasta cuándo el poder es de “la mano negra” de los adinerados del pueblo. Dónde está la voz de los necesitados. Dónde está la democracia. Dónde está la soberanía. Me parecen inconcebibles los hechos catastróficos que se dieron en mi cantón San Vicente y en muchos otros a nivel de la provincia y del país; hechos repudiables para cualquier persona consciente de la legitimidad, y luchadora por la dignidad humana. Creo conveniente clamar al máximo líder del movimiento PAIS, economista Rafael Correa, que dé una clara explicación de las evidentes irregularidades del proceso electoral de los comicios primarios, que no han garantizado nuestra soberanía y atentan contra la democracia.
Hago un llamado a la ciudadanía a hacer conciencia ante la lucha del bien común y no sectorizar los beneficios por ideologías políticas de conveniencia, sino buscar la justicia y la transparencia.
Ana Ortiz Alcívar,
Guayaquil