La tranquilidad de la comuna Pueblo Nuevo, de la parroquia Molleturo, se interrumpió a las 09:30 de ayer. A esa hora, cuando algunas familias se encontraban en sus casas, de pronto se escucharon los frenos de unos carros y en pocos segundos varios estruendos.

Se trataba de los golpes de las botas y los gritos de un comando del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía que irrumpió en las sencillas viviendas de la localidad.

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Los cerca de 50 gendarmes, provistos de chalecos antibalas, cascos, fusiles y gases lacrimógenos, que participaron en el operativo llegaron al pueblo por una angosta vía secundaria para no alertar al vecindario.

Su objetivo era detener a los presuntos dirigentes de las protestas que se han registrado en los últimos días en esa zona en contra del proyecto de Ley Minera que impulsa el Ejecutivo.

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Allí, se mantuvo retenido al capitán de policía Eduardo Castillo, quien fue liberado en la noche del martes pasado luego de diálogos entre los comuneros y autoridades locales.

En pocos segundos -y sin la presencia de representantes de la Fiscalía- los gendarmes sacaron de las casas a dos hombres (Miguel Ángel Criollo, de 65 años, y su hijo Orlando, de 33), a quienes embarcaron en una de las tres camionetas y camión que participaron en la redada.

Este allanamiento fue presenciado por la esposa de Orlando y su hija de 4 años, quienes se encontraban en ese momento en el inmueble y salieron llorando atrás de los policías para pedir su liberación. 

El alboroto alarmó a más vecinos, que trataron de impedir que se lleven a los aprehendidos colocando barricadas en las vías. Los policías retiraron a varias mujeres que se les acercaron con el uso de gas pimienta y empujones y trataron de sortear los obstáculos, pero en ese momento salieron más habitantes, por lo que hicieron uso de gases lacrimógenos, que prácticamente nublaron el ambiente en la pequeña comuna.

En respuesta, los comuneros lanzaron piedras contra los carros policiales, uno de los cuales resultó con los vidrios rotos.

Producto de los gases lacrimógenos resultaron afectados los 96 niños que se educan en la escuela Luz y Vida de la zona, los que fueron evacuados por los maestros. Asimismo, los pobladores –quienes indicaron que nunca antes fueron testigos de un operativo de tal magnitud–  buscaron la manera de evitar el efecto de las bombas.

Luego de rebasar las barricadas los uniformados se alejaron de la población, mientras sus habitantes rechazaron lo que llamaron uso excesivo de la fuerza contra el poblado.

Tras los enfrentamientos, un equipo de este Diario que cubría los incidentes fue retenido por los comuneros.

El conductor del vehículo de EL UNIVERSO, Simón Espinoza, fue obligado a salir del automotor y llevado a una casa ubicada a unos 500 metros de la cabecera comunal, en donde fue recluido en un pequeño departamento e incluso amarrado por los manifestantes. El carro de este empresa periodística sufrió el ponchamiento de tres de sus neumáticos.

Incluso, el periodista Jorge Barona y el fotógrafo Ángel Aguirre, a quienes  mantuvieron alejados del conductor, fueron comunicados de que el motivo de la retención era para exigir que acudan otros medios de comunicación para denunciar lo que denominaron “brutal agresión policial”.

Cerca de las 12:00, tras acudir a la zona los primeros periodistas, de la estación TC Televisión, los manifestantes optaron por liberar al equipo periodístico de esa zona.

Comuneros: Protestas

Bloqueo

Los comuneros de Pueblo Nuevo mantienen bloqueadas las vías a esa zona porque temen un nuevo operativo policial.


En Molleturo

Esta parroquia del cantón Cuenca prácticamente permanece sitiada por policías para evitar el cierre de la vía a Guayaquil.


Textuales: Habitantes de pueblo nuevo

Miriam Panamá, Profesora

“Cómo han de botar tantas bombas (lacrimógenas) si hay niños que
salieron llorando del susto de la escuela (Luz y Vida). Después de
una hora  todavía seguían llorando”.

Antonio Cruz, Comunero

“Exigimos la libertad de nuestros compañeros (Miguel Ángel y Orlando
Criollo) porque sino nuestra protesta será más fuerte hasta que se
rechace la nueva ley minera”.