| elaguacate@radiocity.com.ecAsí llaman nuestra atención cada vez que vamos a un espectáculo… Seguro que sí, los hombres se sienten caballeros y las mujeres, damas. Pero soy muy honesta, antes ser una dama o un caballero era una imposición social, ahora un reto, para muchos inalcanzable. No juzgo a nadie, pero hasta la misma Celia Cruz dijo en la letra de Caballero y dama: “Antiguamente, un hombre dedicaba poemas a su amada…. Antiguamente, la mujer conservaba las flores disecadas en cartas de su amor”… Bien por los que todavía lo hacen. Etimológicamente, la palabra caballero se refiere a una persona que monta un caballo. En la Edad Media, la institución de la caballería estaba relacionada con un código de conducta y de honor que definía no solo el arte de la guerra, sino también implicaba una disciplina social intachable. La dama es una noble y distinguida mujer, pulcra en su actuar, sutil al tratar. Debe tener modales y referentes morales. Ejemplos hay miles, pero voy a mencionar categorías. Están, por ejemplo, las “Primeras Damas”, las célebres y distinguidas esposas de los mandatarios de cada país, título honorario para destacarla entre las otras mujeres de Estado, calificativo que no es utilizado en países con gobierno monárquico ya que existe Reina Consorte. Quiero mencionar a las que no se han conformado con ser una figura de actos protocolarios, sino, como en el caso de Eva Perón, Christina Kirchner, Hillary Clinton, Keiko Fujimori , se han sentado o han aspirado a ubicarse en el sillón presidencial. Aunque de algunitas se dice que tras la sombra de sus maridos. Culturalmente, las mujeres han sido agrupadas como las de “sexo amable”, por no decir “débil” debo decir con certeza que mis damas favoritas no son las de elegantes vestidos, sutileza en la sala, con abanico en mano y delicadeza hasta para tomar el té. Para mí es un deleite escuchar “La dama de hierro”. Automáticamente a su mente vendrá la primera ministra que gobernó Gran Bretaña, Margaret Thatcher. Pero hay muchas de liderazgo firme y dominante: las primeras ministras Golda Meir, de Israel, e Indira Gandhi, de la India, o la canciller alemana Ángela Merkel. Una mujer puede no ser una dama de hierro de nacimiento, pero se gana el título cuando sube al poder. En la actualidad, un caballero es asociado con el hombre que abre la puerta, que cede el puesto o el parqueo en el centro comercial a una mujer. Es decir, mantenemos el concepto de un hombre que se porta con nobleza y generosidad. También todavía hay caballeros andantes, que van por el mundo en busca de aventuras. Igualmente hay damas muy respetables no solo antiguas sino de mi generación, aunque cuando busqué el significado de dama en internet… todas las páginas arrojaron datos de “damas de compañía”, con especificaciones físicas y tarifas. En fin, quizás nos halaga que nos llamen damas o caballeros. Es como un título de relevancia, pero lo importante es “ser y parecer”. Llevar la grandeza sin armadura, espadas, rizos, ni camafeos colgantes. Aunque también es posible esperar a montar un caballo para ser “caballeros” o participar en la corte de una boda. Allí la llamarán “Dama de honor”.EL AGUACATE en Radio City: FM 89.3 Guayaquil y FM 99.7 la Península, de lunes a viernes, 18:00