Desde hace menos de un mes, cuando empezaron a hacerse públicos los daños en las viviendas construidas con el bono otorgado por el Miduvi, los directivos del organismo se dieron cuenta de que estaban fallando los procesos de fiscalización. Solo para Manabí y Los Ríos, donde existe el mayor número de quejas, se contrató a 175 fiscalizadores. Las fallas de construcción siguen apareciendo, aunque no existen sanciones contra los contratistas involucrados.

Sin fiscalizadores, no hay real valoración

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El funcionario gesticula. Sus ojos brillan y su voz se eleva: “La gente habla por hablar. Si hay alguna falla, deben comunicar primero a nosotros y no a otras personas y a la prensa”. Así reacciona el director del Miduvi en Los Ríos, Carlos Macías, al plantearle casos puntuales sobre cuatro proyectos de casas construidas con el bono de la vivienda y que presentan diversas fallas: paredes cuarteadas o que se mueven, techos mal colocados, pilares que se desmoronan, retrasos en la entrega de obras.

En sus manos tiene un informe del Arq. Santos Zavala Fierro, contratista del proyecto El Pantano, de Quevedo (Los Ríos), que consta de 25 casas nuevas y 7 mejoramientos por un monto de $ 107 mil. Una docena de beneficiarios tienen quejas, pero él las desecha. “Mire. Aquí está la explicación del constructor. Es culpa de los dueños porque las bases, que están sobre el pantano, han sido mal hechas”, dice. Y cita a Víctor Maldonado, quien acudió a un canal de televisión para denunciar los problemas. “Aquí hay una carta firmada por la esposa, donde reconoce que los pilares son de ellos. No es culpa del constructor. Voy a enjuiciarle a este señor”, dice.

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Macías da toda la credibilidad al contratista e ignora que aquellos pilares y los de las otras viviendas son firmes, como muestran los beneficiarios en el sitio. El funcionario no tiene un informe de inspección del Miduvi. Al indagarle de este proceso, menciona que en esta provincia hay cinco fiscalizadores. Desde hace año y medio, en Los Ríos se ejecutan 10.200 viviendas (9.190 en el área rural). De estas, el 60% están terminadas, según el director, y debieron haber sido inspeccionadas para la entrega.

Recién hace tres semanas, cuando las denuncias y los reclamos por defectos en las edificaciones empezaron a hacerse públicos, esta dirección contrató a 25 fiscalizadores, ingenieros y arquitectos del medio, quienes tienen hasta tres proyectos, 60 a 140 casas, por verificar.

Macías dice que la prensa escandaliza. Tiene el mismo discurso de la ministra de la Vivienda, María de los Ángeles Duarte, y del presidente Rafael Correa.

Pero Héctor Crespo, secretario de la Cámara de la Construcción de Babahoyo opina lo contrario: “Si esto está pasando (fallas en las casas) es responsabilidad de los fiscalizadores del Miduvi y  los contratistas”.

Lo que sucede en Los Ríos pasa en Manabí, donde solo había  29 técnicos. Yandry Bruner, director del Miduvi en esa provincia, admite que “los daños en las casas evidenciaron que el sistema de fiscalización falló”. Los 29 técnicos no se daban abasto para las 26.000 viviendas que se hacen en esta provincia, 9.000 ya entregadas. Por eso, desde hace un mes se contrataron 150 nuevos fiscalizadores.

Hace dos semanas también se creó en Manabí una unidad receptora de denuncias, adonde hasta el pasado jueves llegaron cien reclamos. En esta provincia hay 400 contratistas, cada uno a cargo de entre 25 y 70 casas.
Diez de ellos han incumplido, según un informe preliminar. Pero Bruner no da nombres. Solo surge el de Marco Morán, ejecutor de un plan en Los Rosales, de Portoviejo, donde una ventisca despedazó los techos.

El plan habitacional del Gobierno ejecuta 80 mil casas en el país desde hace año y medio, según el Miduvi. Con un bono de $ 3.600, sumados a $ 360 del beneficiario, se levanta una vivienda de 42 metros cuadrados.

Cada dirección provincial del Miduvi otorga los contratos e impone sus reglas. En Manabí y Los Ríos, la adjudicación se hizo a profesionales del medio, máximo tres por persona. En cambio en Guayas, se ha detectado que a una sola empresa se le han dado 65 contratos.

En los sectores beneficiados, así como hay personas que se sienten satisfechas con los trabajos, hay quienes se quejan. No obstante, no denuncian. Los reclamos no llegan a las autoridades del Miduvi porque, en algunos casos, los presidentes de comités les han prohibido hablar.

En La Fortuna, 10 km al suroeste de Babahoyo, Alexandra Berruz Caveros se lamenta porque los ladrillos alfadomus no están bien pegados, el techo se desprende, la puerta de madera se carcome. “A la mayoría nos han quedado mal, pero qué vamos a hacer”, afirma la mujer. Su casa es una de las 35 ejecutadas por el contratista Luis Pazmiño Rivas. Una decena de beneficiarios tiene reclamos parecidos.

El constructor es presidente del Colegio de Ingenieros de Los Ríos y asegura que “las comunidades no siempre hablan toda la realidad”.

“No estoy deslindando mi responsabilidad, pero le invito a recorrer conmigo para explicarle. Que haya alguna falla no quiere decir que esté mal construida... Tratamos de entregar en el mejor estado, pero somos humanos y va a haber alguna falla”, dice Pazmiño, quien se queja porque, supuestamente, no todos cancelaron su contraparte de $ 360.

A 4 km al sur de La Fortuna está La Carmela. El ingeniero Ítalo Salcedo levanta 37 unidades habitacionales. María Melo y otros seis beneficiarios se sienten tranquilos por la calidad de la obra y los materiales. Incluso se coloca una puerta de hierro.

Sus reclamos se dirigen al Miduvi porque sus técnicos no les permitieron hacer una plataforma de relleno para evitar inundaciones. “De seguro que en invierno se van a pique. Dijeron que en los planos están bajas”, refiere Celedonio Zárate, quien muestra una casa vecina que tiene una base de 60 cm, y su nueva, solo de 20 cm.

En el sector El Naranjo, vía Babahoyo-Baba, siete de once viviendas están sin concluir. Les faltan las puertas, ventanas y escaleras en las altas, cuyos pilares fueron edificados por los propietarios. Pero el reclamo mayor es porque están construidas casi a ras del piso o sobre plataformas de tierra compactada de unos 40 cm. El sector es inundable y el agua sube casi un metro en invierno.

El director del Miduvi desestima esa queja: “Ellos quieren que nosotros hagamos las bases; la mayoría es pobre y no puede hacerlas”, señala. La alternativa es una vivienda alta, con pilares. En ese caso no se hacen paredes divisorias. Pero en Los Ríos más bien se pidió que el beneficiario haga las bases.

Así lo hicieron los 27 interesados de El Pantano, en Quevedo. Ellos poseen estructuras sobre las que estaban sus casas de madera y caña durante años, y sobre estas se edificaron las nuevas. Ahí las quejas son variadas contra el constructor Santos Zavala. Glenda Reyes dice que ella gastó $ 4.800 en los pilares, columnas, pozo séptico, baño, mesón de la cocina. El constructor –asegura– solo hizo las paredes y el techo, pero ella debió darle $ 100 adicionales y ladrillo. Zavala dice, en un informe, que el área de construcción era 16 metros mayor y por eso cobró.

Los retrasos en la entrega desesperan en algunos planes de Manabí. En la ciudadela Elba González, de Tosagua, Nidia Zambrano lleva siete meses durmiendo y cocinando en el piso y protegida por hojas de zinc. El plazo para la entrega de su casa venció hace un mes y aún le faltan las puertas, el baño, el mesón, la escalera. Además, la pared de ladrillo de 5 cm se mueve con solo tocarla. Igual sucede con las otras 30 que edifica el contratista Robert Delgado.

Miriam Loor, presidenta de los beneficiarios, defiende al contratista: “Debía haber hablado con los dirigentes, con nosotros. No es culpa del ingeniero porque hubo escasez de cemento y varilla. Lo que buscan es hacer quedar mal al Gobierno”.

En Azucena Abajo, km 90 de la vía Portoviejo-Pichincha, Francisca Ramos se dispone a colocar zinc oxidado porque el constructor, Nesler Bazurto, no concluye la edificación pese a que el plazo venció el mes pasado. “Me da temor de reclamar porque nos han dicho que nos van a borrar de la lista”, aclara.

“No hay una idea precisa de cuántos procesos tienen retrasos”, indica el director del Miduvi en Manabí.

La mezcla de cemento y material pétreo abre otra polémica. Decenas de dueños de casa se quejan porque se coloca poco cemento. Las especificaciones del Miduvi señalan que la medida es 210 kg x cm², lo que equivale a seis medidas de lastre por una de cemento. Lo ideal, según Héctor Crespo, de la Cámara de la Construcción de Babahoyo, es de 280 kg x cm², cuatro de lastre por  una de arena.

Un profesional, que pide no citar su nombre, indica que el poco margen de utilidad del contratista, que es del 15% en costos indirectos, lo obliga a economizar y poner malos materiales. Frente a eso, Julio Quiroz, discapacitado, padre de una beneficiaria, dice: “La casa debe ser para vivir con dignidad, no para morir con seguridad”.

Opiniones

Francisca Ramos, beneficiaria de Pichincha, Manabí
“Di mi aporte de $ 360 pero me piden más para acabar la casa”

Mi casa ya debió habérmela entregado el ingeniero Nesler Bazurto hace más de un mes, pero no tiene techo, baño, mesón de la cocina, puertas y ventanas. Ahora quiere que le pague y no es así. Mire, yo tengo anotado el trabajo del ayudante: al 8 de septiembre, 6 jornales; al 15 de septiembre, 4; al 1 de octubre, 6; al 9 de octubre, 3. El otro chico trabajó 6 días hasta el 8 de septiembre y 5 días después. Son 30 jornales de $ 10. Además, por la pegada de ladrillo pagué 6 días de $ 10. Todo hace $ 360, eso es lo que me corresponde dar. Pero el contratista solo califica a $ 8 por jornal. Ahora mejor voy a poner un zinc viejo porque ya mismo viene el agua. No hay cómo reclamar porque dicen que van a borrar y quitar la casa.

María Jurado, beneficiaria de El Pantano (Quevedo)
“Mi casa está incompleta y al reclamar el contratista se burla”

Aquí el problema es con los contratistas. Ellos no nos hacen caso, se burlan de nosotros. Uno les habla y es como si no les interesara. Mire las paredes, están partidas. Ellos no nos hacen caso y no sabemos qué hacer para que nos ayuden, principalmente a mí, porque mi casa debían entregarme entera y no entiendo por qué me han hecho solo un pedacito, está incompleta. Les he suplicado. Vienen y se burlan, debe ser porque estoy sola, pues mi marido sale a trabajar a la madrugada, y hacen lo que les da la gana.

Néstor Carvajal, albañil de La Carmela, Los Ríos
“Si hay fallas es porque algunos usan material de mala calidad”

“Trabajo para el ingeniero Ítalo Salcedo por un salario de $ 15 diarios. En el caso nuestro, el trabajo que hacemos es con mucho empeño y a conciencia. Lo que nos interesa es tener un buen trabajo para seguir adelante y tener asegurada otra obra, porque esto no es solo del momento. Aquí se trata de gente pobre, humilde y debemos hacerle un buen trabajo porque ellos querrán vivir para toda la vida. He visto por televisión los daños en algunas casas del Miduvi, pero todo depende del contratista y del Miduvi. En mi caso, si el ingeniero pone buenos materiales, una casa se hace en una semana, entre dos maestros y dos ayudantes. En el caso de las casas demasiado bajas, podrían inundarse, pero no depende de nosotros.

Detalles

Rubros para casa baja
Nivelación de suelo, $ 27,76; movimiento de tierra y relleno, $ 191,67; cimentación, $ 198,41; estructura de hormigón, incluye vigas, columnas, dinteles y mesón de cocina, $ 1.189,57; mampostería (paredes de bloque o ladrillo), $ 525,36; cubierta (estructura y zinc), $ 373; fundición de contrapiso, $ 244,60; ventanas y puertas, $ 256,01; instalaciones de aguas servidas, $ 119,66; instalaciones de agua potable, $ 157,28; instalaciones eléctricas, $ 100,60; costos indirectos (trámites, impuestos y utilidad del constructor), $ 506,39; reajuste, $ 77,65. Estimativo del Miduvi y constructores.