Las luces blancas y amarillas de la avenida Capitán Nájera y la Novena iluminan el paso de los transeúntes, pero es la decoración navideña de la casa de Silvia Caregua, de 30 años, la que atrae todas las miradas.
En el portal de su vivienda, cascadas de colores amarillo, verde y rojo brillan al compás del villancico Jingle Bells. Todas las noches, a las 19:00, desde el pasado 12 de noviembre, ella ilumina su hogar para compartir con los vecinos el “espíritu navideño”. Está orgullosa de ser la primera en su cuadra en poner adornos en su casa.
Publicidad
A un mes de la Navidad, Silvia Caregua y decenas de guayaquileños han empezado a engalanar sus hogares.
“Es una tradición que tenemos desde pequeños”, comenta Caregua, una estilista que recuerda que fueron sus padres los que hacían los arreglos a inicios de noviembre para emocionarlos cuando eran chicos.
Publicidad
“Es que las luces hacen sentir que estamos de fiesta y uno se anima”, dice al ver la malla de pequeños focos que cuelgan de la ventana de su cuarto.
La familia de Irwin Fernández también inició sus arreglos temprano, el 3 de noviembre, con la puesta de las luces de colores. “Aprovechamos ese feriado para alistar la casa”, confiesa su esposa, Isabel Altamirano.
La iluminación navideña, explica el sacerdote Fabián Barba, puede ser interpretada por los católicos como símbolo de que Cristo es claridad. “Todo lo que irradia luz nos debe recordar que Él es la luz del mundo”, reflexiona Barba al tiempo que aclara que estos adornos no tienen un significado especial en la festividad. “Los foquitos de Navidad hacen sentir a las familias de fiesta”, indica el sacerdote. Él recuerda que desde 1970 comenzó a generalizarse en el país el uso de focos para adornar las casas en Navidad.
En los centros comerciales, almacenes y mercados es posible encontrar luces navideñas de diferentes modelos, formas y colores. Para los vendedores, la proximidad de la Navidad es también un motivo de alegría.
Zoila Pasaguay se dedica desde hace cinco años a la venta de focos en la calle Eloy Alfaro. Según ella, el deseo de las personas por decorar sus viviendas se manifestó desde los primeros días del mes, en que ella atendió a los primeros interesados. “Ya desde el quince es que empezaron a comprar”, señala.
El aumento en las ventas ha sido progresivo en el Mercado de Artículos Varios. Lourdes Medina atiende uno de los negocios y aprovecha el efecto hipnotizante de las luminarias para atraer clientes. “Para vender hay que tener las luces prendidas”, explica Medina.
La iluminación navideña emociona a los católicos y mejora el negocio de los vendedores, pero también preocupa a los ambientalistas, que advierten que el aumento en el consumo de energía eléctrica incide en el cambio climático.
“Las luces no son solo aquí sino en todo el mundo y hacen que las turbinas que producen electricidad trabajen más, por lo tanto generan más dióxido de carbono”, afirma Klaus Carrera, ambientalista de la organización Activismo Global.
Para Carrera, lo recomendado sería comprar adornos alternativos o controlar el consumo de electricidad limitando el uso de las luces a dos horas máximo. De esta forma, los costos de la planillas también serán menores. En diciembre del año pasado, la Corporación para la Administración Temporal Eléctrica de Guayaquil (Categ) reportó un aumento del 7% en las planillas, esto es de dos a tres dólares mensual por usuario.
Más datos
Artículos novedosos
Lo más vendido
Este año los arrocillos (focos de colores de cabeza pequeña y redonda) son los más vendidos, según los comerciantes del Mercado de Artículos Varios. Ellos afirman que estos adornos son utilizados en los pesebres. Cuestan hasta $ 2,50.
Lo nuevo
Los bombillos (focos grandes de colores, sin música) son los artículos nuevos. Pueden costar hasta $ 6 en un juego de 30 focos.
Lo tradicional
Los focos sencillos pueden costar de $ 1,50 a $ 3 y las mallas hasta $ 6, según la cantidad de luces. Estos adornos mantienen sus ventas.