A pesar de sus múltiples afecciones físicas, el espíritu combativo y su lealtad ideológica se han mantenido intactos en el Ing. León Febres-Cordero. Su autenticidad siempre lo distingue.
Tanto es así que debemos reconocer que luego de sus administraciones municipales dejó la mesa puesta para que el Ab. Jaime Nebot continúe la gran obra que todavía los guayaquileños gozamos y que lamentablemente desde el Ejecutivo se torpedea a diario, sin ningún sentido.
Hago votos porque esta ciudad reconozca en vida la gran obra de León Febres-Cordero, su visión administrativa y sobre todo su amor incondicional por Guayaquil y el país. Ojalá recupere pronto su salud, tan deteriorada.
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Nury López Haro
Guayaquil