Entre 3.000 y 4.000 personas se manifestaron este sábado en Reikiavik para pedir la dimisión del gobierno y de los directivos del banco central, y más información sobre la crisis que atraviesa el país.
Los manifestantes lucieron pancartas con lemas como "¡Yo no voy a pagar!", o "Alto a la corrupción", comprobó una periodista de la AFP.
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"No estamos de acuerdo", repitieron a coro los manifestantes, en un clima de indignación cada vez más palpable entre los islandeses, que exigen más información sobre la crisis en que se encuentra sumido su país.
Es el cuarto sábado consecutivo que los habitantes del país nórdico se manifiestan en las calles de la capital, y el número de manifestantes aumenta cada semana.
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La economía islandesa, muy dependiente de su sistema financiero, ha quedado de rodillas ante la crisis financiera internacional. La divisa del país, la corona, ha perdido más del 40% de su valor desde el comienzo del año, y muchos islandeses, endeudados, han perdido una gran cantidad de dinero.
Además, los tres principales bancos fueron nacionalizados a comienzos de octubre y el gobierno se ha visto obligado a pedir ayudas internacionales.